miércoles, 6 de agosto de 2014

Programa Compartir las Artes y el Patrimonio Pampeano



"Compartir las Artes y el Patrimonio Pampeano" de la Subsecretaría de Cultura: 
        Javier Villalba y Fermín Acuña compartieron sus conocimientos junto a alumnos de la Escuela Hogar de Chacharramendi. 

        
        En el marco del programa "Compartir las Artes y el Patrimonio Pampeano" de la Subsecretaría de Cultura, el pasado viernes 1º de agosto, Javier Villalba y Fermín Acuña compartieron sus conocimientos y experiencia, junto a alumnos de nivel primario y secundario de la Escuela Hogar de Chacharramendi. 

        Las actividades se desarrollaron en coincidencia con la celebración del día de la Pachamama (madre tierra), diosa suprema honrada especialmente por los pueblos aborígenes que habitan el Noroeste Argentino, Bolivia y Perú. 

        Alumnos, docentes y talleristas vivieron un maravilloso encuentro, que les permitió afianzar vínculos de amistad y solidaridad a través de las distintas actividades propuestas. 

        Javier Villalba, docente y músico, tuvo a su cargo un taller de música e instrumentos autóctonos, construidos con materiales reciclados. En su desarrollo, los niños fueron utilizando elementos como caños de pvc, palitos de helados, telas, goma y botellas de plástico, obteniendo como resultado sikus y otro instrumento de viento conocido como ñorquin, de origen mapuche. Luego, Javier brindó nociones musicales respecto de la ejecución de estos instrumentos, lo que derivó en una puesta colectiva en el patio de la escuela. 

        Fermín Acuña, integrante del Consejo de Lonkos, brindó una charla referida a la cultura ranquel y proyectó una película sobre pueblos originarios. Luego, compartió sus saberes con los adolescentes de la escuela respecto de la práctica de un juego conocido como la chueca. Los chicos se sumaron entusiastas a la práctica de este deporte autóctono que se juega entre dos equipos con número impar de jugadores. Éstos deben llevar hacia la raya contraria una bola o bocha que ha sido colocada dentro de un hoyo, en el centro del campo elegido para el juego. 

        Finalmente, todos compartieron el almuerzo habitual en un clima de alegría, distensión y satisfacción por los momentos vividos. Ambos talleristas agradecieron el aporte invalorable de directivos y docentes de la escuela, y se mostraron visiblemente emocionados por lo que lograron los niños, y por la dedicación y empeño de los maestros, que vuelcan su vocación en ese lugar. 

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