Con un plantel de empleados de 30 personas, que incluye egresados de la UNLPam, la millonaria planta de biocombustible se encuentra en pleno funcionamiento. Fue inaugurada el 23 de julio en videoconferencia con la presidenta de la Nación, Cristina Fernández. Pampa Bio, la planta de biodiésel que funciona en las afueras de General Pico, sobre [...]
Con un plantel de empleados de 30 personas, que incluye egresados de la UNLPam, la millonaria planta de biocombustible se encuentra en pleno funcionamiento. Fue inaugurada el 23 de julio en videoconferencia con la presidenta de la Nación, Cristina Fernández.
Pampa Bio, la planta de biodiésel que funciona en las afueras de General Pico, sobre la ruta provincial 102, trabaja las 24 horas todos los días. En este momento están vendiendo su producción a YPF y tienen un acuerdo con Shell.
El presidente de la firma, Ignacio Lartirigoyen, dijo que fue la evolución lógica de un emprendimiento que sirve para transformar el grano agregándole valor. Una respuesta asociada al trabajo de la empresa que se aboca a las materias primas del sector agropecuario.
Lartitigoyen señaló que la idea inicial era instalar el emprendimiento en esta provincia y las condiciones para ejecutar esa iniciativa se dieron en esta ciudad. Uno de los motivos fue la ubicación privilegiada para la recepción del aceite.
Las proyecciones con esta empresa podrían “seguir creciendo a futuro”. El biodiésel, explicó el empresario, podría ser un aporte como combustible para generar energía, o sería posible pensar en alguna otra opción para la utilización de la glicerina que se genera como subproducto.
Pero hablar de cambios es muy prematuro teniendo en cuenta que la planta comenzó a funcionar en mayo, dos meses antes de la inauguración. Todavía se lleva adelante un tiempo de prueba y puesta a punto de todos los sistemas.
Esta es la segunda planta de biodiésel que funciona en La Pampa, la primera se instaló hace dos años en Catriló (Enresa), y no hay diferencias en cuanto al procedimiento industrial, y tampoco a la capacidad de producción.
Pampa Bio, la planta de biodiésel que funciona en las afueras de General Pico, sobre la ruta provincial 102, trabaja las 24 horas todos los días. En este momento están vendiendo su producción a YPF y tienen un acuerdo con Shell.
El presidente de la firma, Ignacio Lartirigoyen, dijo que fue la evolución lógica de un emprendimiento que sirve para transformar el grano agregándole valor. Una respuesta asociada al trabajo de la empresa que se aboca a las materias primas del sector agropecuario.
Lartitigoyen señaló que la idea inicial era instalar el emprendimiento en esta provincia y las condiciones para ejecutar esa iniciativa se dieron en esta ciudad. Uno de los motivos fue la ubicación privilegiada para la recepción del aceite.
Las proyecciones con esta empresa podrían “seguir creciendo a futuro”. El biodiésel, explicó el empresario, podría ser un aporte como combustible para generar energía, o sería posible pensar en alguna otra opción para la utilización de la glicerina que se genera como subproducto.
Pero hablar de cambios es muy prematuro teniendo en cuenta que la planta comenzó a funcionar en mayo, dos meses antes de la inauguración. Todavía se lleva adelante un tiempo de prueba y puesta a punto de todos los sistemas.
Esta es la segunda planta de biodiésel que funciona en La Pampa, la primera se instaló hace dos años en Catriló (Enresa), y no hay diferencias en cuanto al procedimiento industrial, y tampoco a la capacidad de producción.
Proceso industrial.
El aceite de soja crudo llega desde la provincia de Buenos Aires -de las localidades de General Villegas y Daireaux-, y se acopia en tres tanques de 600 metros cúbicos. Estas estructuras metálicas fueron fabricadas en General Pico, que en realidad suman seis mega recipientes, pero la otra mitad está destinada para guardar la producción de biodiésel.
Se trata de una construcción imponente. Las instalaciones tuvieron un costo millonario. En el lugar se ubican las oficinas de la gerencia, una sala para tratamiento del agua (porque la que sale de las napas tiene demasiadas sales), un sistema de tratamiento de efluentes, un galpón de servicios auxiliares donde está el sector de calderas y el suministro eléctrico, entre otros. Hacia el oeste está la planta propiamente dicha, allí es donde se genera el biodiésel.
En toda la propiedad se puede observar un tendido de caños rojos que son parte de la red antiincendios. La seguridad ha sido una de las exigencias a considerar para proteger al personal, anticiparse a cualquier contingencia y lograr las autorizaciones por parte de organismos municipales, provinciales y nacionales.
En la planta se desarrolla un “proceso químico constante”, explicó el gerente de la planta, Ariel Montanaro, con turnos rotativos la actividad se realiza las 24 horas todos los días. Todo está informatizado con un programa para automatizar el manejo del lugar y realizar un control adecuado. Minuto a minuto se puede observar en una pantalla qué sucede, y determinar si hay que abrir o cerrar válvulas, comparar mediciones y hacer un seguimiento de todo el procedimiento.
Hoy el biodiésel es usado como aditivo para combustibles, ya que se trata de un compuesto que por sus características es similar al gasoil pero su origen es vegetal. El 12 por ciento de la producción es glicerina, un excedente que también se comercializa. Por día salen seis camiones cargados desde esta ciudad con destino a las petroleras, aseguró Montanaro.
La venta de la producción es sólo para el mercado interno, no puede ser por exportación. En la actualidad se está entregando en Luján de Cuyo, Mendoza, para la refinería de YPF. También avanzaron las negociaciones con Shell Argentina, y se realizaron los primeros despachos.
El aceite de soja crudo llega desde la provincia de Buenos Aires -de las localidades de General Villegas y Daireaux-, y se acopia en tres tanques de 600 metros cúbicos. Estas estructuras metálicas fueron fabricadas en General Pico, que en realidad suman seis mega recipientes, pero la otra mitad está destinada para guardar la producción de biodiésel.
Se trata de una construcción imponente. Las instalaciones tuvieron un costo millonario. En el lugar se ubican las oficinas de la gerencia, una sala para tratamiento del agua (porque la que sale de las napas tiene demasiadas sales), un sistema de tratamiento de efluentes, un galpón de servicios auxiliares donde está el sector de calderas y el suministro eléctrico, entre otros. Hacia el oeste está la planta propiamente dicha, allí es donde se genera el biodiésel.
En toda la propiedad se puede observar un tendido de caños rojos que son parte de la red antiincendios. La seguridad ha sido una de las exigencias a considerar para proteger al personal, anticiparse a cualquier contingencia y lograr las autorizaciones por parte de organismos municipales, provinciales y nacionales.
En la planta se desarrolla un “proceso químico constante”, explicó el gerente de la planta, Ariel Montanaro, con turnos rotativos la actividad se realiza las 24 horas todos los días. Todo está informatizado con un programa para automatizar el manejo del lugar y realizar un control adecuado. Minuto a minuto se puede observar en una pantalla qué sucede, y determinar si hay que abrir o cerrar válvulas, comparar mediciones y hacer un seguimiento de todo el procedimiento.
Hoy el biodiésel es usado como aditivo para combustibles, ya que se trata de un compuesto que por sus características es similar al gasoil pero su origen es vegetal. El 12 por ciento de la producción es glicerina, un excedente que también se comercializa. Por día salen seis camiones cargados desde esta ciudad con destino a las petroleras, aseguró Montanaro.
La venta de la producción es sólo para el mercado interno, no puede ser por exportación. En la actualidad se está entregando en Luján de Cuyo, Mendoza, para la refinería de YPF. También avanzaron las negociaciones con Shell Argentina, y se realizaron los primeros despachos.
Mano de obra.
Lartirigoyen indicó que a veces cuesta conseguir mano de obra local pero esa es la prioridad, por lo tanto se convocaron egresados de la UNLPam y también algunos pampeanos que se fueron a estudiar a otras provincias y querían regresar. Por otra parte, para especializarlos en biodiésel los empleados fueron capacitados.
Ahora trabajan 30 personas en Pampa Bio, nueve de ellos profesionales, entre técnicos en mantenimiento, seguridad, y química, además de empleados administrativos y los operarios.
Lartirigoyen indicó que a veces cuesta conseguir mano de obra local pero esa es la prioridad, por lo tanto se convocaron egresados de la UNLPam y también algunos pampeanos que se fueron a estudiar a otras provincias y querían regresar. Por otra parte, para especializarlos en biodiésel los empleados fueron capacitados.
Ahora trabajan 30 personas en Pampa Bio, nueve de ellos profesionales, entre técnicos en mantenimiento, seguridad, y química, además de empleados administrativos y los operarios.
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