Pese a los deseos manifiestos de que la era del peronismo K llegue a su fin, la expectativa de que pueda ser electo Mauricio Macri es muy baja.
Las entidades ruralistas no han ocultado -de 2008 a la fecha- su anhelo de que termine de una vez el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Este año se cumplirá su deseo, pero la sombra de un candidato oficialista que pueda dar continuidad a las políticas oficialistas que termina el 10 de diciembre los mantiene en vilo.
A poco de comenzar una nueva campaña de trigo la Sociedad Rural Argentina (SRA) -confeso brazo político ruralista del Pro de Mauricio Macri- advierte que podría haber menos trigo en enero próximo porque los productores sembrarían menos cereal al no tener en claro qué espacio político ganará las elecciones.
La incertidumbre del presidente de la SRA, Luis Etchevehere, refleja las dudas que tiene la entidad acerca de que su candidato, Macri, antes de ser un llamado a definirse para Daniel Scioli el precandidato mejor posicionado del FPV para las primarias presidenciales de agosto.
El Jefe de gobierno porteño lleva como propuesta de política económica para el agro todo lo que ha dicho la SRA: eliminar la intervención a través de cupos y retenciones. De allí que es absurdo que la SRA no adhiera a la propuesta del Pro, porque nació en la entidad que conduce Etchevehere.
Massa, en tanto, que había prometido eliminar retenciones al trigo, viene tan vapuleado por las elecciones primarias de todo el país que cada vez se avizora menos como un candidato posible. La pelea electoral se va reduciendo a Macri y Scioli, al menos por ahora a cuatro meses de la elección primaria y a seis de la definitiva.
Así el ruralismo advierte que si no hay definiciones claras por parte de los candidatos acerca de qué medidas se van a tomar con el trigo habrá una menor superficie sembrada en la campaña 2015/16. Le habla, a no dudarlo, a Daniel Scioli porque Macri y Massa ya se había definido al respecto este mismo verano.
Lo curioso es que hace un año, y con el triunfalismo a flor de piel por la elección de 2013, las entidades daban por sentado que en 2016 el gobierno sería opositor, ahora no están tan seguros. En la campaña triguera que arrancó en mayo de 2014, la superficie sembrada del cereal creció 680 mil hectáreas (según daba a conocer la Bolsa de Cereales de Buenos Aires) lo que impactaría en un aumento de la producción de 2 millones de toneladas.
Para el entonces presidente de Coninagro y ex intendente de Leones –Córdoba- la capital nacional del trigo, Carlos Garetto, el aumento de la superficie sembrada preanunciaba la derrota electoral por venir del kirchnerismo que lo sacaría del gobierno.
Decía Garetto que la suba de la superficie implantada con el cereal se debía “en primer lugar” para “hacerse de semilla para la próxima campaña en la expectativa de que haya un marco más favorable en lo que puede llegar a ser un nuevo marco político en 2015”.
Suponía Garetto que el productor estaba tan entusiasmado con una segura derrota electoral del kirchnerismo en 2015 que la mayor producción de trigo cosechada en el verano pasado (13,9 millones de toneladas un 51% más de lo producido un año antes) era para tener más semilla de cara a la cosecha en 2016 dado que en diciembre habría un nuevo gobierno. Tal afirmación denota la “certeza” electoral que sentía Garetto hace un año.
Hoy todo parece haber cambiado y es el mismo presidente de la SRA el que pone en duda un aumento de la producción de trigo (que preanunciaba su colega Garetto) ante la incertidumbre de que el signo político del próximo presidente sea distinto al del actual gobierno. Los informes privados indican que las proyecciones de siembra del cereal se reducirán entre un 7% y un 10%, para ello no existen argumentos agronómicos ni climáticos: la única razón que ven los ruralistas es que el kirchnerismo puede ganar
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