Mons. Poli, sucesor de Bergoglio duro con el Gobierno: “No hay que temerle a la variedad de ideas”
El arzobispo porteño Mario Poli ofició el Tedeum en la catedral metropolitana, donde en marzo reemplazó al ahora Papa Francisco, Mario Bergoglio. Y no rompió la tradición de aludir elípticamente al Gobierno. “Hay pensar en una Nación sin excluidos, más allá de las convenciones de ocasión”, pidió.
El arzobispo porteño Mario Poli, encabezó por primera vez el tedeum en la Catedral Metropolitana y retomó la tradición de su antecesor y ahora Papa Jorge Bergoglio de chicanear al Gobierno nacional en la ceremonia.
“Debemos apostar por una comunidad que no le tenga miedo a la variedad de ideas. Lejos de confundir a una sociedad, la variedad más bien la manifiesta”, dijo el arzobispo, en clara alusión al Gobierno nacional. Como ya es habitual, sin presencia de funcionarios nacionales, el invitado estelar fue Mauricio Macri.
El sucesor de Jorge Bergoglio llamó también a “imaginar y pensar una Nación donde no haya excluidos”, advirtió que la comunión “va más allá de simples convenciones de ocasión” y aseguró que “una convivencia razonable tiene la capacidad de construir la unidad deseada a partir de la saludable diversidad de personas, que lejos de confundirla, más bien la manifiesta”.
“Si queremos, sabemos cómo encontrarnos”, dijo Polli aunque reconoció que “la democracia ha transitado una dolorosa experiencia de enfrentamientos”. “En nuestra historia hay virtuosos ejemplos de convivencia, tolerancia y diálogo fecundo: gracias a ellos se superaron desencuentros”, afirmó.
“Después de 200 años no perdemos la esperanza de hacer juntos el camino”, subrayó.
Cristina Kirchner no asistió al oficio religioso en el escenario “histórico” del templo porteño, porque prefirió una vez más llevar el tedeum “oficial” a la basílica de Luján y escuchar la homilía de un arzobispo “amigo” de la Casa Rosada como Agustín Radrizzani.
Cristina Kirchner no asistió al oficio religioso en el escenario “histórico” del templo porteño, porque prefirió una vez más llevar el tedeum “oficial” a la basílica de Luján y escuchar la homilía de un arzobispo “amigo” de la Casa Rosada como Agustín Radrizzani.
Poli sostuvo que “el argentino cree en la fraternidad y no claudica en construir la unidad, siente que esos momentos fundacionales son un valioso y obligado punto de referencia para imaginar y pensar una Nación donde no haya excluidos, como lo soñaron quienes hoy recordamos con gratitud de familia”.
“Digo familia porque la Nación de hoy es como una herencia grandiosa repartida entre hermanos, pero que no da frutos si no mantenemos la integridad del patrimonio heredado”, añadió.
El primado consideró que este tedeum es “singular” por la próxima beatificación del Cura Brochero, quien “supo unir a su misión pastoral el servicio de promoción humana de una amplia zona muy postergada”, y le elección pontifica de “nuestro querido” Bergoglio.
Tras recordar que el Papa alertó que “el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida”, llamó como él lo hizo a “custodiar” la vida y “no tenerle miedo” a la bondad.
Mientras Poli reflexionaba sobre la fecha patria en la catedral porteña delante de autoridades del macrismo, la militancia oficialista comenzaba a llegar a la Plaza de Mayo para celebrar lo que el kirchnerismo considera “la década ganada” por sus diez años en el poder.
La ceremonia arrancó a las 11 y tuvo la presencia de otros integrantes de la oposición.
Macri, quien el año pasado no había asistido por problemas familiares, llegó esta vez acompañado por la vicejefa del Gobierno, María Eugenia Vidal, y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse
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