sábado, 16 de septiembre de 2017

Abortos y reincidencia de celo en cerdas de cría a campo


















En la producción porcina el manejo reproductivo incide sobre los resultados productivos y por lo tanto en los económicos. En cerdas de cría a campo algunas de las fallas en el proceso se relacionan a la repetición de celos y a los abortos, es decir a “la expulsión uterina en cualquier etapa de la gestación de un feto muerto o vivo que no ha alcanzado el grado de desarrollo para ser viable”.
Según explican los técnicos de la Estación Experimental del INTA que trabajan junto al sector productivo sobre estas problemáticas, “el aborto no es una enfermedad específica, sino un signo clínico de numerosas enfermedades que afectan ya sea al feto, a la placenta, al aparato reproductor de la madre”. Una de las formas de clasificarlo es según su etiología, en no infeccioso o infeccioso. La etiología infecciosa es la causante de alrededor del 40% de los abortos diagnosticados.
En la cría de cerdos a campo las cuatro principales causas de infección que producen abortos y/o trastornos reproductivos en los cerdos en establecimientos de medianos y pequeños productores son Brucelosis, Leptospirosis, Aujesky y Parvovirosis.
Los referentes del INTA comentan que “la etapa de gestación durante la cual la cerda y/o los fetos son infectados será la que determine la capacidad de sobrevivencia de la camada”. En un aborto pueden perderse uno, varios o todos los fetos de la camada. “Si la infección ocurre previo a los 35 días de gestación, puede ocurrir muerte embrionaria y posterior reabsorción, presentando repetición de celo. Sí la infección transcurre entre los 36 a los 70 días de la gestación, los fetos pueden ser momificados. Si es después del día 70, puede ser que los lechones nazcan débiles o muertos”.
El diagnóstico de los abortos se realiza por la historia clínica, el examen físico y se confirma a través de técnicas de laboratorio con muestreo serológico o de tejidos posiblemente infectados.
Dado que los casos de aborto son analizados y estudiados desde la Experimental Cuenca del Salado del INTA sus profesionales realizaron un trabajo descriptivo de una experiencia en cerdas en primer tercio de gestación en un campo de la región.
El informe refiere a un caso ocurrido este año, en un criadero de cerdos de baja escala a campo, en el partido de Rauch, provincia de Buenos Aires. “Los cerdos afectados fueron un total de 19, de los cuales 17 eran cerdas de 1er a 4to parto y 2 eran padrillos. Los animales se encontraban en un potrero con pastura natural, y a este pastoreo se les agregaba 2 kg de maíz molido por día para cada animal”. Según comentan los técnicos “en ocho del total de las cerdas, el productor observó repetición de celo y en 2 de ellas pedazo de placenta colgando”.
Por cuestiones de anegamiento se realizó la visita al establecimiento 30 días posteriores a la aparición de la sintomatología descripta por el productor. Como parte del procedimiento “se recorrió el establecimiento, se realizó la anamnesis y el sangrado a 8 cerdos (6 cerdas, las cuales presentaron repetición de celo, y a los padrillos) para diagnostico serológico de Brucelosis, Leptospirosis y Aujesky”. Todas las muestras para Brucelosis fueron analizadas mediante dos aglutinaciones, Antígeno buferado en placa (BPA) y Test Rosa de Bengala (RB)), y una prueba confirmatoria llamada “Técnica de Polarización Fluorescente” (FPA). Todas las muestras para Leptospirosis fueron analizadas mediante MAT. Mientras que Aujesky se analizó mediante test de ELISA”. Ante la sospecha de micotoxinas, “se sugirió de analizar el maíz, pero no se pudo debido a que no tenían disponible, dado que se había cambiado la dieta y estaban comiendo balanceado por recomendación”.
Con los resultados de laboratorio, datos de la anamnesis, y el análisis del criadero, los técnicos del INTA infieren que “se trató de un caso de Leptospirosis” y al respecto estiman que “los animales pueden haber sido infectados por este agente a través del agua, la cual por las grandes lluvias cubrió aproximadamente la mitad del establecimiento”.
Como parte del tratamiento “a los animales a los animales se les inyecto estreptomicina”. Además “se le recomendó al productor la vacunación de las cerdas con doble dosis de vacuna parvo-Lepto 40 y 21 días, previo al servicio” y el “tratamiento de la piara con oxitetraciclina en el alimento”.
Acciones preventivas:
Según explican los técnicos del INTA “el control y la posible erradicación de la enfermedad pueden lograrse con medidas como vacunación, la higiene y tratamiento de animales enfermos”.
Entre las acciones para prevenir enfermedades abortivas se sugiere “vacunar a las cerdas primovacunadas con doble dosis de vacuna contra parvovirus y leptospira 40 y 20 días previo al parto”. Además es importante “realizar un sangrado de todos los animales una vez al año para control de Brucelosis y Aujesky”, como también “controlar mediante análisis de micotoxinas al pienso utilizado, utilizando siempre un alimento adecuado para los cerdos y una fuente de agua potable para los mismos”.
“Una tasa de abortos menor del 2% es considerada aceptable en la mayoría de los criaderos”. En casos que la tasa suba, lleva a sospechar en primera instancia a causas infecciosas”. Las enfermedades abortivas son de gran incidencia en la producción porcina, por lo tanto “es importante para el productor tomar todas las herramientas para controlar las mismas”. Un modo de hacerlo es “contar con un plan sanitario acorde a su establecimiento, la buena higiene del mismo y la correcta alimentación son fundamentales para que en los criaderos se observe bajos porcentajes de animales abortados”.

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