Era casi cantado, más que obvio. Cristina Kirchner reapareció seis días después de los violentos incidentes vividos en diversos lugares de la Argentina y no podía no referirse a ello. Lo hizo en el marco de los actos que llevó adelante este mismo jueves.
"Con los episodios del pasado 19 y 20 de diciembre se quiso parodiar lo de 2001", advirtió la mandataria con inusual dureza, al tiempo que se definió a sí misma como “peronista”. ¿Lo habrá dicho por la eventual participación de referentes del justicialismo en la debacle del malogrado Fernando de la Rúa hace más de una década?
A ese respecto, Cristina refrendó lo que todos especularon que diría: "Todos los saqueos fueron orquestados. Hay sectores que tienen prácticas que no pueden conciliar con los votos". Para graficar aún más la situación, atizó: "Tampoco fueron espontáneos aquellos saqueos que obligaron a la salida del Dr. (Raúl) Alfonsín".
Alguien debería recordarle a la titular del Ejecutivo Nacional que hasta ahora la Justicia no ha encontrado evidencia concreta sobre un plan pergeñado adrede para provocar incidentes, menos aún para derrocar a su gobierno. ¿Acaso no fue claro el juez rosarino Javier Beltramonecuando dijo que no hay pruebas que sustenten un plan armado, al menos en Santa Fe?
Es probable que haya existido cierta picardía por parte de los oportunistas de siempre a la hora de generar incidentes en ciertos lugares puntuales de la Argentina. Sin embargo, está claro que la mayoría de los que saquearon negocios lo hicieron por necesidad personal. ¿O acaso negará Cristina la extrema pobreza en la que viven los habitantes del primer cordón de Rosario o la periferia de Bariloche?
¿Son más o menos miserables aquellos habitantes si acaso hubieran sido impulsados por algún ocasional pícaro? ¿Los hace menos pobres? Independientemente de las posibles respuestas a estas preguntas, está claro que Cristina vive en una peligrosa irrealidad, la cual parece haber sido retroalimentada ad infinitum durante su extensa ausencia en El Calafate.
Insistió la mandataria: "Estos hechos fueron articulados desde sectores políticos y sindicales, con sectores de marginalidad que provocaron este tipo de cosas". Lo hizo solamente a efectos de presionar a la Justicia para que “condene a las personas detenidas por los destrozos". Ya que insiste en decir que es una “abogada exitosa”, ¿nadie le advirtió a la Presidenta que para condenar a una persona hacer falta tener mínimos elementos de prueba?
No contenta con mostrar tamaña postal de ignorancia de derecho de primer año de la universidad, Cristina se mostró como la persona que “se encarga de juntar la plata para pagar” los “magníficos sueldos y jubilaciones de privilegio” de los jueces. ¿No será acaso que quien abona los salarios de los magistrados son los ciudadanos a través de sus impuestos, cada vez más elevados?
Este punto es oportuno para recordar que aún la Presidenta no logró explicar con certeza cómo hizo para hacer crecer su patrimonio 3.540% llegando a acopiar casi 80 millones de pesos de fortuna personal.
Como sea, de más estuvo la referencia que hizo casi al final la mandataria cuando aseguró que los saqueos quisieron “ocultar a millones de argentinos en los centros de compra por la Navidad". ¿Se puede ser más injusto, intentando comparar los extremos de una misma Argentina? ¿Qué tienen que ver unos pocos pudientes con las millones de personas que desconocen lo que es un Shopping Center?
La ceguera de Cristina es superlativa. Las pruebas están a la vista. Si faltara algún botón de muestra adicional, basta detenerse en una de sus últimas frases: "¿Vieron que se terminaron las colas en las estaciones de servicio desde que recuperamos YPF?".
Más claro, echarle nafta… súper.
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