CompartiremailFacebookTwitterLa eficiencia reproductiva en una granja varía debido a condiciones ambientales, a aspectos genéticos y factores relacionados con los cuidados que se tengan en la granja (el bienestar que se proporciona a la cerda y su camada). También se debe considerar que la eficiencia de cada cerda y por tanto la productividad de la piara […]
La eficiencia reproductiva en una granja varía debido a condiciones ambientales, a aspectos genéticos y factores relacionados con los cuidados que se tengan en la granja (el bienestar que se proporciona a la cerda y su camada). También se debe considerar que la eficiencia de cada cerda y por tanto la productividad de la piara son dependientes de su fecundidad, potencial de fertilización y del peso individual de los lechones al nacer y al destete. Como punto de evaluación de los anterior se ha escogido como variable de evaluación la media de lechones destetados por hembra al año (LDHA) que es un buen indicador de la productividad del hato (no así de la hembra individualmente) y aunada al peso del lechón al destete (PD) contienen información de varios aspectos zootécnicos (cuidados/bienestar).
Diversos análisis de regresión múltiple relacionan estas dos variables con 42 condiciones que se dan en la granja, algunas tan difíciles de asocciar o medir como la humedad en la maternidad, el día de castración, el tipo de desinfectante que se emplea en los parideros, el tipo de aislante en los techos y otras más; sin embargo, también aparecen condiciones que nos son mucho más conocidas y cuyo impacto sobre el peso al destete es mayor, como los días de lactancia (<21; >28, “ni pocos, ni muchos”), el número de parto de la hembra (especialmente en el caso de las primíparas), el consumo diario de alimento real por la cerda, el número de nacidos por camada, por lo tanto el peso de los lechones al nacer, en este último caso la dispersión del peso dentro de la camada representa un mayor impacto sobre LDHA y PD y la mortalidad (Pierozan et al. 2020).
La mejora genómica en los últimos años ha traído consigo lo que conocemos como hembras “hiperprólificas”, lo cual se ha logrado por aumentos en la tasa de ovulación y la sobrevivencia embrionaria, sin que estemos seguros que la capacidad uterina también se ha aumentado. El tamaño de camada ha aumentado por otros esfuerzos, como:
- Avances en el conocimiento de la fisiología reproductiva de la hembra.
- Procesos de detección del celo.
- Inseminación artificial
- Programas específicos de inseminación dependiendo de las características del individuo.
- Tipos de inseminación artificial.
Esta mayor cantidad de embriones/fetos requiere de mejores condiciones en el ambiente uterino de la hembra, ya que la competencia entre los fetos por nutrientes y oxigeno es mayor, lo que origina una tendencia a disminución de peso en algunos productos y una mayor variabilidad (dispersión) en el peso al nacer (Lanferdinia et al. 2018).
Por tanto, la selección para mayor tamaño de camada, ha traído consigo un mayor número de lechones de bajo peso –que solo son aquellos con una desviación estándar por abajo del peso promedio en la granja- que acarrea una mayor mortalidad y un menor crecimiento en lactancia de algunos individuos (Figura 1) (Madsen et al. 2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.