El fuerte temporal, que se registró el viernes pasado en Santa Rosa, ocasionó pánico en los pasajeros de un vuelo comercial que volaba de Viedma y Buenos Aires, haciendo escala en la capital pampeana.
En el vuelo habitual que se realiza los viernes se vivieron escenas de muchísimo nerviosismo, según reveló el medio NoticiasNet de Viedma. «Realmente creí que nos íbamos a morir todos», dijo Luis, apenas bajó del vuelo AR1640 de Aerolíneas Argentinas en Ezeiza.a
Según el portal, el avión llegó a su destino final mucho más temprano de lo esperado, porque no pudo cumplir la escala en La Pampa, por mal clima. Tal como informo a LPA, ese día una fuerte tormenta afectó a gran parte de la provincia, causando destrozos en algunas localidades. También se sintió en Santa Rosa, donde según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) cayeron 27 milímetros y las ráfagas de viento superaron los 83 kilómetros por hora.
El embarque en Viedma se cumplió con total normalidad, lo mismo que el despegue. Según el medio rionegrino, cuando sobrevolaron la provincia pampeana, las cosas comenzaron a complicarse. «Nunca padecí una turbulencia como ésta. Parecía que nos íbamos a pique», sostuvo Micaela, aún con el corazón en la mano.
Llantos y gritos.
Desde la reactivación de los vuelos de cabotaje, la línea aérea de bandera nacional opera el tramo Viedma-Buenos Aires, con una escala en Santa Rosa, tres veces por semana. Sin embargo, el viernes pasado el avión no pudo aterrizar en La Pampa por las condiciones climáticas.
«Apenas 40 minutos después del despegue en Viedma, el vuelo 1640 se disponía a descender en la capital pampeana. Pero las fortísimas ráfagas de viento complicaron en demasía la situación: el avión comenzó a sacudirse de forma violenta debido a las modificaciones de velocidad y dirección de las corrientes de aire», señaló el portal.
La joven contó que «la gente lloraba. Muchos gritaban. Nosotros nos agarramos fuerte de la mano y cerramos los ojos. No lo podíamos creer, fue un pánico total».
Finalmente, el piloto canceló el plan de aterrizar en Santa Rosa y volvió a ascender hasta alcanzar los 10 mil metros de altura, rumbo a Ezeiza. La historia tuvo final feliz. Incluso los pasajeros viedmenses llegaron antes de tiempo a Buenos Aires.
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