lunes, 28 de octubre de 2013

Las urnas ya quedaron atrás y ahora la “nueva elección” del Gobierno es qué hacer ante la falta de dólares


El debate ahora se traslada al terreno económico. La escasez de divisas hace que el Ejecutivo tenga que elegir qué medida “impopular” tomar, dado que la caja verde se agota y no hay margen para financiar turismo, subsidios, industria electrónica y autos importados, todo a la vez
Tras los resultados de los comicios, el kirchnerismo ahora tiene por delante una doble tarea: por un lado, resolversus grandes dilemas en el plano político. Esto es, analizar y digerir la derrota y evaluar muy bien cómo jugar las fichas en esta transición que se abre de aquí a los próximos dos años.
Por otra parte, el Gobierno deberá tomar decisiones en el plano económico, donde los desajustes están a la orden del día y para los cuales, según expertos, sólo medidas drásticas permitirán lograr verdaderas correcciones.
Para el Ejecutivo, el “padre” de todos los males es el dólar. Más precisamente, la escasez de billetes verdes, en medio de una demanda que, desde que se aplicara el cepo, allá por octubre de 2011, se mostró cada vez más exacerbada por hacerse de divisas, ya sea directa o indirectamente, es decir, accediendo a bienes y servicios valuados en esa moneda.
El gran problema para el oficialismo es que, mientras se vienen agigantando las grietas a través de las cuales se “esfuman” millones de dólares por día -todo esto en un contexto en el que las reservas del Banco Central van sucumbiendo a esta constante sangría-, la oferta de divisas no acompaña. 
En efecto: las “fuentes” de billetes verdes que otros años le permitían a la administración K nadar en la abundancia, ahora le muestran la peor cara de la “sequía”.
Turismoenergía inversión extranjera, son algunos de los ítems que durante años fueron grandes generadores de divisas pero que ahora, o bien pasaron a restar dólares, o bien se muestran completamente “anémicos”, como ocurre con los desembolsos de compañías del exterior.
Los dos “termómetros” verdes
Hay dos grandes “termómetros” que resultan útiles para evaluar cuán lubricada se encuentra la plaza local.
Uno de ellos está dado por el superávit comercial, es decir, el resultado entre los dólares que ingresan por ventas al mundo descontados los que se pagan por importaciones.
Y la realidad indica que este 2013 va camino a convertirse en el peor año para toda la era K. Según datos oficiales, contabilizados nueve meses, el superávit apenas alcanzó los u$s7.100 millones, una cifra considerablemente baja y que representa una caída del 30% en relación con los u$s10.200 millones logrados en el mismo período del año pasado.
De este modo, al Gobierno se le está terminando el año y se le va alejando la posibilidad de superar la meta de u$s12.000 millones que se había propuesto Guillermo Moreno.
“Para este 2013 prevemos que el saldo se moverá en torno de los u$s8.500 millones, lo que significa cerca deu$s4.000 millones menos que el año pasado”, sostuvo Mauricio Claverí, economista de Abeceb.
Incluso, de cara al año próximo, de no mediar cambios, los expertos son todavía más pesimistas: desde Abeceb pronostican que el superávit continuará reduciéndose para ubicarse en alrededor de u$s5.700 millones, una cifra que resultaría crítica en un contexto de tensión cambiaria y de caída de reservas (ver infografía).
El otro gran “termómetro” son las reservas del Banco Central que, en parte, se están viendo afectadas por esta pobre performance del comercio exterior.
La entidad que conduce Mercedes Marcó del Pont pierde un promedio de u$s47,5 millones por día, lo que equivale a unos u$s8 millones por hora en cada día hábil.
En la actualidad, las mismas apenas superan los u$s34.000 millones, casi u$s9.300 millones menos que la cifra registrada a fines de 2012, marcando además el peor nivel en casi siete años, es decir, antes de que Cristina Kirchner asumiera su primera presidencia.
De cara a lo que viene, y nuevamente de no mediar cambios, las expectativas son aun más desalentadoras: desde Econométrica estimaron que hacia fines de 2014 las reservas apenas superarán los u$s25.000 millones, una cifra que equivale a la mitad del pico histórico logrado a mediados de 2011.
El “menú” de medidas post elecciones
El problema para el Ejecutivo fue que, en vistas a las elecciones de este domingo, demoró el avance en cualquier medida de corte impopular, debido al lógico temor de que esto terminara cristalizándose en un resultado aun más adverso en las urnas.
Pero lo hizo a costa de sufrir una importante sangría de divisas. 
En este sentido, Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb, destacó que “con una pérdida de reservas mensual de u$s1.000 millones promedio, y de u$s1.800 millones el mes pasado, cepo mediante, la situación se le hizo insostenible”.
Para el experto, con el resultado de las urnas ya sobre la mesa, “el Gobierno va a actuar para ganar algo de tiempo“.
En una línea similar, el economista Gabriel Caamaño Gómez, del Estudio Ledesma, destacó que “el kirchnerismo va a pretender recobrar algo de oxígeno. No serán correcciones de fondo, sino que mantendrán la lógica del parche, habrá decisiones más jugadas y de mayor alcance que otras, pero finalmente serán parches”.
Pero no todos lo ven como este analista. Según el economista Mario Brodersohn, una estrategia casi “obligada” a la que deberá apelar el Gobierno será la de seguir intentando corregir el atraso cambiario, “devaluando gradualmente más que la inflación”. 
Sin embargo, esto por sí sólo no será suficiente para garantizarse el oxígeno necesario en plena transición. 
Por eso, según este economista, intentará avanzar en otros frentes, que le darán un poco más de aire a la relación de fuerzas entre la oferta y la demanda de dólares: 
• Turismo
Fue un sector que, hasta no hace mucho, y gracias al aluvión de extranjeros, llegó a dejar un saldo positivo de más de u$s1.000 millones. Vaya si cambiaron las cosas considerando que este año esta actividad podría “aspirar” la friolera de u$s7.700 millones.
Desde la consultora Econviews destacaron que, ahora que pasaron las elecciones, será uno de los primeros rubros en ser atacados por el Gobierno.
Desde hace algunas semanas, y tal como viene consignando iProfesional, el kirchnerismo tiene en estudio tres posibles medidas:
1. Incrementar la tasa -deducible de Ganancias- que afecta a las compras de paquetes, tickets aéreos y operaciones con tarjetas en moneda extranjera. La alícuota actual es del 20%. Se evalúa incrementarla hasta el 35%, dado que por encima de ese nivel sería confiscatorio. Lo beneficioso para el Gobierno es que esta medida sería de rápida aplicación. Lo negativo es que la propia inercia inflacionaria generaría que sus efectos se diluyan rápidamente.
2. Implementación de un cupo “a la venezolana”, es decir, fijar un tope a las tarjetas para los gastos de argentinos en el exterior. Algunos funcionarios consideran que es la forma más efectiva de controlarlos. Sin embargo, sería de las medidas menos populares.
3. Avanzar con un desdoblamiento cambiario. Esto es, aplicar un tipo de cambio especial para el sector turístico, el cual sería de libre acceso para los ahorristas pero con una divisa a un valor que podría acercarse a la del blue.
El ala del viceministro Axel Kicillof es la más proclive a avanzar con el desdoblamiento, en tanto que el “morenismo” se inclina por mantener las restricciones, con el cepo como gran punta de lanza. En definitiva, es una pulseada que se desarrolla en el seno del poder K.
De imponerse la alternativa planteada por Kicillof, el desdoblamiento no quedaría únicamente limitado a la actividad turística.
Por el contrario, Brodersohn consideró que hay altas chances de que el Gobierno avance con la creación de un “mercado cambiario que combine un dólar oficial bajo para las importaciones y exportaciones, un dólar más alto para el turismo y otro más cercano al paralelo para estimular acuerdos con empresas que ingresen capitales del exterior”.
El problema que observa Caamaño Gómez es que, a la larga, en esquemas de esta índole, todos los tipos de cambio diferenciales terminan confluyendo en el valor más elevado, lo que se traduce en una suerte de “inercia devaluatoria” que no es fácil de controlar.
• Autos importados 
Para Brodersohn, es probable que el Gobierno también termine creando un dólar especial para importaciones suntuarias, en particular las de autos.
Paralelamente, siguen vigentes los rumores que apuntan que se aplicaría una tasa incremental a los vehículos de alta gama, tal como sucede con el turismo.
Cualquiera de las dos medidas buscará ponerle freno a un sector que va camino a marcar un récord, de la mano de una docena de marcas importadas que en este 2013 están viviendo el mejor año de su historia en la Argentina en cuanto a volúmenes de ventas.
Sin embargo, este boom le está costando caro al Gobierno: la consultora Abeceb estima que el saldo entre importaciones y exportaciones de autos terminados, piezas y componentes, dejará un rojo de u$s8.000 millones.
Los 0Km importados figuran primeros en la lista de “objetivos”, dado que los de producción nacional le sirven al Ejecutivo por su efecto positivo en los indicadores industriales. 
Así y todo, el Gobierno está poniendo el ojo en las terminales locales, que importan cerca de un 70% de los componentes para la fabricación de vehículos.
Y lo hizo a través de la ministra Débora Giorgi, quien impuso un ultimátum de 30 días a los fabricantes y a los autopartistas para que presenten sus estructuras de costos. Así, si un componente nacional es más económico que el importado, la terminal estará obligada a reemplazar la pieza que antes venía del exterior.
En el rubro en el que todavía hay pocas definiciones es en el de la electrónica. Justamente el que más dólares succiona. 
El polo de Tierra del Fuego, donde están instaladas las plantas que ensamblan LCD, celulares, notebooks, tablets y equipos de aire acondicionado, este año -según un estudio de una cámara sectorial al que accedió este medio-, realizará importaciones de componentes por u$s9.000 millones, es decir, un nivel superior al que dejará todo el superávit comercial de la Argentina.
El Gobierno tiene las manos parcialmente atadas ante estas compañías, dado que limitarles las compras al exterior implicaría convalidar desabastecimiento de productos electrónicos o ir en contra de un “relato” oficial que siempre pregonó por apuntalar esta rama de actividad. 
• TarifasUn aspecto que está más vinculado con el déficit fiscal que con el problema cambiario es el enorme gasto en subsidios, el cual, según la consultora Ecolatina “es insostenible para el fisco”.
“Los subsidios alcanzaron cerca de $95.000 millones en enero-septiembre, aumentando un 56% frente a igual período de 2012″, aseguraron desde la consultora, desde donde estimaron que “lo más probable es que lo mismos se ubiquen en torno de los $140.000 millones hacia fines de año“.
En tanto, Dante Sica, director de Abeceb destacó que “para cuando termine 2013, casi toda la emisión monetaria se habrá ido en cubrir los subsidios energéticos. La factura se va tornando infinanciable”.
En este escenario, el Gobierno ya dio algunas pistas con el presupuesto del año próximo en el sentido de comenzar a reducir la política de “beneficios” actualmente vigente. 
En este contexto, para Sica “el Gobierno se verá obligado en 2014, a llevar a cabo al menos una corrección parcial de la tarifas. Eso permitirá, en el corto plazo, liberar recursos fiscales por los menores subsidios”. 
En este “concierto” de incertidumbres, el telón de fondo está dominado por una soja que, para marzo del año próximo, es decir, cuando irrumpa la cosecha argentina, se espera tenga un precio de u$s460 la tonelada. Un valor históricamente elevado pero que luce pobre frente a las necesidades del kirchnerismo.
Según Caamaño Gómez “para avanzar en verdaderos cambios, es vital comenzar achicando el gasto y bajando los niveles de emisión, para así contener la suba de precios, bajar el déficit fiscal y evitar seguir metiéndole presión al blue”.
En tanto, para Sica “el período que empieza este lunes 28 de octubre no será un camino fácil para la Argentina. El Gobierno se verá obligado a llevar a cabo correcciones, pero mantendrá el elevado nivel de intervencionismo y seguirá siendo una fuente de incertidumbre”.

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