La Rural, crítica por el campo, la inflación y la inseguridad

El presidente de la entidad, Hugo Biolcati, reclamó también por la corrupción. Y cuestionó el intento de reformar la Constitución. Sobre la política agropecuaria oficial evaluó que resultó un “fracaso”

Hugo Luis Biolcati se despidió ayer de la presidencia de la Sociedad Rural achacando al Gobierno muchas de las miserias de la vida cotidiana argentina. Habló de fracaso, intolerancia, ajuste, corrupción, inseguridad, hambre, exclusión, pobreza, crisis educativa, deterioro institucional, descrédito judicial, censura y agravio a las normas constitucionales. A Cristina Kirchner la excluyó de la vitrina de los “estadistas”; y a los gobernadores e intendentes los tildó de “genuflexos” que piden dádivas al poder de turno.

El duro discurso del ruralista, en la inauguración oficial de la 126 Exposición Rural de Palermo, describió un país víctima de una profunda fractura. “Sin esperanzas,el futuro conduce a un peligroso abismo , a un desencuentro irreparable”, fue su síntesis.

Pero Hugo Luis Biolcati, que desde 2008 conduce la entidad empresaria más vieja de la República (la Rural se fundó en 1866), también se despidió augurando un cambio. “El pueblo argentino, tan sufrido y vapuleado, hará oír su voz para expresar su esperanza y ejercer el poder que le confiere la democracia”, se ilusionó. Y en lo que se pareció mucho a un lanzamiento político, dijo que la sociedad está en busca de “nuevos líderes” que protagonicen “una revolución moral”.

“Solo hay que recuperar la calidad institucional, erradicar la corrupción y garantizar la seguridad” , fue su receta.

Entre ese país que hoy es, cargado de problemas, y ese que podría ser, plagado de posibilidades, transcurrió un discurso que despertó adhesiones de un palco con escasa presencia de dirigentes políticos y empresarios.

“¡Juira Cristina!”, se escuchó (aislado) el grito filogolpista de uno de los productores que acudieron a Palermo para agradecer con banderas a Biolcati que haya “tenido huevos” para enfrentar al kirchnerismo. La gente en las tribunas no se anotó en esa. Pero aplaudía mucho si el ruralista tocaba puntos que el kirchnerismo no puede ni quiere explicar. Por caso, las alusiones a la tragedia ferroviaria del Sarmiento o al caso Schoklender. También aplaudió cuando Biolcati habló de la creciente inseguridad y exclusión . “Todos somos esa Argentina donde la pobreza parece haberse arraigado para siempre y donde nadie está seguro de volver con vida esta noche a su casa, donde una vida vale menos que un par de zapatillas”, fue su descripción. También se refirió a la“continua y negada inflación que horada los ingresos y el nivel de vida de todos los argentinos”.

Para Biolcati no parece haber ya margen para lamer heridas con un gobierno que siempre lo mantuvo en el centro del ring. Por el contrario, opinó el dirigente que los problemas de los argentinos no tendrán solución “mientras no existan políticas económicas serias”; o “mientras se siga mirando la historia con un solo ojo”; o “mientras el relato oficial sea un conjunto de lugares comunes sin conexión con la realidad”.

Hasta utilizó, anticipándose a un posible movimiento reeleccionista a favor de Cristina, una frase que tomó del filósofo Santiago Kovadlof. Dijo que no habrá futuro “mientras busquemos adaptar la Constitución al poder , en vez de dar poder a la Constitución”.

De la cuestión rural, menos. En un debate en el que ya hace rato -desde el conflicto de 2008- se perdieron los grises, al presidente de la Rural le alcanzó con enumerar datos ciertos (como la caída del stock bovino o la baja siembra de trigo) para castigar al gobierno por “el fracaso” de su política .

Tras esa postal de país fracturado, desalojada ya la arena de Grandes Campeones, un grupo de vegetarianos veinteañeros, enrolados en la llamada “Revolución de la Cuchara”, desafiaron la seguridad para protestar contra el maltrato a los animales. Varios productores reaccionaron con vehemencia y los insultaron. “Seguro los mandó el Gobierno”, explicaban.