Afecta a los chcios de los barrios nuevos. La caída del nivel de la prestación del servicio de colectivos es diaria. Lo sufren los sectores más desfavorecidos. También afecta la escolaridad.
La falta de un servicio regular de colectivos de pasajeros ya se siente en el ausentismo de los chicos de los barrios en las escuelas. La falta de servicio y el incumplimiento de los horarios afecta mayormente a los barrios nuevos y los alejados del ejido donde están las escuelas.
El ausentismo ya preocupa en el nivel inicial (jardín de infantes) y en los primeros años. Se trata de alumnos cuyas familias se trasladaron a los barrios nuevos y fueron inscriptos en escuelas ubicadas distantes. También en escuelas a las que iban los hermanos en los años anteriores.
La situación se presenta porque los barrios nuevos Esperanza, Reconversión, Néstor Kirchner y Pueblos Originarios no tienen establecimientos escolares.
Por ejemplo, en el barrio Pueblos Originarios el transporte escolar lleva los chicos a dos escuelas (una de ellas la Nº 37). Pero no lleva a los chicos que fueron inscriptos en otras escuelas. “Le pedimos que nos pongan un colectivo, pero dicen que no hay para otro transporte. Hay chicos anotados ya en otras escuelas y como no hay colectivos de Plaza se complica para nuestras familias”, dijo un padre que reveló esta situación a nuestro medio.
La paradójico es que el Estado realiza enormes esfuerzos a través de diversos programas para que los chicos -de sectores socioeconómicos pobres- inicien la escuela y después no la abandonen, pero todo se desbarata cuando una empresa de transporte de colectivos desatiende o se desinteresa del servicio, como en el caso de Plaza. La empresa ya acordó que deja la prestación en cinco meses.
En el caso de los chicos de primer grado o de jardín de infantes es clave la continuidad. Por otro lado, algunas familias no valorizan el jardín de infantes, pero si además se presentan dificultades, los niños terminan sin asistir al nivel inicial.
“Desesperanza”
Darío, un vecino del barrio Esperanza, estaba el lunes cerca de las 5 de la tarde esperando el colectivo en una parada. “Hace cuarenta minutos que estoy esperando el micro de Plaza”, le contó al cronista de El Diario. Estaba junto a su esposa y una hija.
“Desesperanza”
Darío, un vecino del barrio Esperanza, estaba el lunes cerca de las 5 de la tarde esperando el colectivo en una parada. “Hace cuarenta minutos que estoy esperando el micro de Plaza”, le contó al cronista de El Diario. Estaba junto a su esposa y una hija.
“Antes no les importaban y no cumplían. Ahora que se van, menos”, dijo con amargura. Relató que “en los últimos días, el servicio se deterioró abruptamente. Lo que viene va a ser peor”, dijo. Reveló que un taxi al centro le sale 30 pesos, lo que hace imposible utilizarlo en forma irregular.
Las quejas por la falta de servicio y el incumplimiento de los horarios son una constante en los distintos medios de comunicación de nuestra ciudad.
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