Faltaba poco menos de una hora para las 18, el horario de la convocatoria, y la gente en la Plaza de los dos Congresos comenzaba a parecerse a una multitud.
Como es habitual en las marchas que se realizan en la ciudad de Buenos Aires los vendedores se acercaban con bebidas y banderas argentinas a las que, esta vez, se sumaban paraguas. Miles, decenas de miles de paraguas. El cielo estaba gris, amenazante, el perímetro de unas 15 cuadras a la redonda de la zona de encuentro y de llegada se encontraba cerrado desde las 15 horas.
Un operativo policial de 700 efectivos entre la Policía Federal (PFA) y la Policía Metropolitana estaba preparado para la posibilidad de disturbios y preveía la concurrencia de 300.000 personas. Del mismo modo se desplegó el servicio de emergencias. Las estaciones de la línea A del subterráneo porteño que bajo tierra recorre el mismo camino que haría la marcha, permanecieron abiertas, aunque generalmente en ocasiones de manifestaciones populares se cierran por razones de seguridad.
La consigna era homenajear a Alberto Nisman en silencio y solicitar el esclarecimiento de su muerte sin otras banderas ni consignas partidarias. Sin embargo, entre los carteles se leían duras críticas al gobierno de Cristina Fernández.
Mira este video e intenta que no se te ponga la piel de gallina RT @soyPPP: #18F Aplausos! Playa de Mayopic.twitter.com/QUYldOhYTc
— Conz Preti (@conz) February 18, 2015
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Bajo lluvia.
En la parte de la plaza cercana al Congreso estaba el público, del otro lado en un reducto que desemboca sobre la Avenida de Mayo tras una valla se encontraban los fiscales, jueces y demás convocantes a la marcha encabezados por Julio Piumato, el secretario general de la Unión de Empleados Judiciales de la República Argentina.
Se levantó viento, venía la tormenta; con el viento las personas comenzaron a caminar y a acercarse a la zona desde la que saldría la marcha. Al igual que los cronistas, muchos concurrentes se apretaban contra la valla donde estaban los funcionarios judiciales y querían trasmitirles su apoyo.
Sobre las 17:30 comenzó a llover fortísimo, a cántaros, se abrieron los paraguas y con el arribo del agua también llegaron los familiares de Alberto Nisman. Su ex mujer, la jueza Sandra Arroyo Salgado arribó al lugar junto a Iara Nisman, la hija mayor que tuvo con el fallecido fiscal especial de la causa AMIA.
“Fuerza mamá, fuerza”, se escuchó cuando la madre de Nisman, Sara Garfunkel, llegó a reunirse con los convocantes. Todos esperaron bajo la lluvia. Minutos antes de las 18 pactadas, el pedido fue que las personas que a esa altura bloqueaban la salida de lo que sería la cabecera empezara a recorrer camino. Algunos entonaban el himno argentino, otros clamaban “justicia” o simplemente “Nisman” y todo se intercalaba con momentos de aplausos sostenidos y fervorosos.
La marcha comenzó compacta, guiada por la gente, la cabecera con la familia, los fiscales y jueces debió esperar a que el camino hacia la Plaza de Mayo se encausara. Avanzar era tarea difícil. La lluvia amainó de a ratos pero nunca paró y la gente siguió: “Y llueve y llueve y el pueblo no se mueve”, se escuchaba desde la multitud.
Había familias, ancianos, jóvenes; miles que durante dos horas caminaron empapados y pasaron frente al edificio céntrico que ocupa la UFI AMIA, al 760 de la Avenida de Mayo. “Por favor, que pare de llover”, suplicó una mujer mayor a lo que otra junto a ella respondió: “Por esto vale la pena mojarse, lo demás se resuelve con una aspirina”.
Una vez la cabecera logró arribar a la Plaza de Mayo, ya no cabía nadie y una vista aérea bastaba para dar cuenta de que lo mismo ocurría con las calles aledañas: un paraguas al lado de otro. El acto fue escueto y se limitó a pedir un minuto de silencio, tras lo que la multitud inició la lenta desconcentración. Pero la gente, bajo la intensa lluvia que no dejaba de caer, no quería irse. Los concurrentes se miraban entre sí, se preguntaban cuántos calculaban que habrían ido.
Pero las estimaciones de público fueron dispares. Para la Policía Federal, no hubo más de 50.000 manifestantes. Para la Policía Metropolitana, fueron más de 400.000. Ambas fuerzas, junto a la Gendarmería y la Prefectura, tuvieron a su cargo la seguridad del acto. Fueron varias decenas de miles pidiendo justicia.
“No nos dejaremos marcar la cancha”
Unas horas antes de la multitudinaria marcha, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a hacer uso de la cadena nacional, esta vez para inaugurar la planta nuclear Atucha II, que ahora lleva el nombre de Presidente Néstor Carlos Kirchner. Y en esa ocasión la mandataria brindó un duro discurso, con mensajes alusivos. “Estamos abiertos a todo el mundo, pero sin imposiciones de nadie, porque somos un país, como digo yo, de ovarios, por lo menos hasta el 10 de diciembre, después va a haber que elegir”, señaló. La mandataria llamó a los argentinos a “abrir bien los ojos, piensen como piensen y voten como voten”. “No somos aislados, vivimos en un mundo de intereses que quieren que unos estén subordinados y los otros mandarnos y se enfrentan con gobiernos como éste, que no permite que nadie le marque la cancha”. “Nuestro país es líder en materia de no proliferación nuclear. Somos hombres y mujeres de paz, no le ponemos bombas nucleares a nadie, ni amenazamos con misiles nucleares a nadie”, dijo en otro momento.
Preocupa equilibrio institucional a EE.UU.
La Casa Blanca señaló que está pendiente de la situación en Argentina, después de la muerte en extrañas circunstancias de un fiscal que acusó a la presidenta, Cristina Fernández, de encubrir a los sospechosos iraníes del atentado contra AMIA. Preguntado por el caso durante su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest señaló que a su Gobierno le “preocupa” cuando en países con los que tiene una relación “fuerte”, como Argentina, “se plantean cuestiones sobre el estado de derecho y de la justicia”. “Continúa siendo una situación que vamos a vigilar”, señaló Earnest, que evitó entrar a comentar sobre si Estados Unidos podría tener un papel en el proceso, después de la petición de Argentina de que incluya en sus negociaciones nucleares sobre Irán un diálogo sobre la causa AMIA
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