El presupuesto provincial fue aprobado por veinte diputados. Sin embargo, los vernistas no podrán contar con ese número para ratificar los cambios que introdujeron a último momento y vetó el gobernador. Se caen los votos de los camporistas Luciano Di Nápoli y Miguel Tanos y de la tiernista Sandra Fonseca.
“El diablo metió la cola”, dijo uno de los diputados provinciales que en diciembre prestó su voto para la aprobación del presupuesto provincial y, ahora, no está dispuesto a ratificar los cambios que introdujo el vernismo bajo cuerda y que el gobernador Oscar Mario Jorge vetó el último día del año pasado. Los diputados de La Cámpora, Miguel Tanos y Luciano Di Nápoli, y la tiernista Sandra Fonseca, no rechazarán el veto del gobernador.
El gobernador vetó el 31 de enero último el “manotazo” de 24 millones de pesos de los fondos para la promoción industrial que los doce apóstoles del vernismo habían distribuido en más subsidios legislativos, beneficios para los empleados de la legislatura, más asesores y algunas obras en pueblos del interior.
Según el Ejecutivo, ese cambio no había sido acordado en las conversaciones que mantuvieron durante la negociación del presupuesto el presidente de la comisión, el vernista Martín Borthiry, y el ministro de Hacienda, Sergio Violo. Llamativamente, el legislador ultra-vernista, sobre el que se posan todas las miradas que adjudican responsabilidades sobre el supuesto engaño, ha mantenido un riguroso silencio en estos días.
Para ratificar la parte del presupuesto que vetó Jorge, habría que llamar a una sesión extraordinaria de la legislatura en los próximos días y, además, conseguir los dos tercios de los votos de los diputados. O sea, veinte votos. Si bien el PJ había alcanzado ese número en la votación del presupuesto modificado, solo los diez legisladores del Frepam votaron en contra, ahora la cuenta sería distinta.
Los vernistas no podrán repetir la misma suma. Es un hecho que, al menos, los diputados de La Cámpora, Luciano Di Nápoli y Miguel Tanos, no rechazarán el veto parcial del gobernador. “La información que circulaba es que había un acuerdo. Parece que no fue así. El diablo metió la cola. Al presupuesto lo votaron, pero eso no los condiciona en la próxima votación si ese acuerdo no existió”, confió a El Diario un allegados de los camporistas.
El año pasado, Di Nápoli y Tanos habían votado en contra un presupuesto que fue rearmado por los vernistas y los legisladores del Frepam a gusto y placer, contrariando los deseos del Ejecutivo. Eso muestra claramente qué véctor de poder disciplina a los kirchneristas.
Además, también se caería el voto de la legisladora de Comunidad Organizada, Sandra Fonseca. La esposa del ex-intendente santarroseño destituído, Juan Carlos Tierno, tuvo un acercamiento político al Ejecutivo y el año pasado votó en forma permanente en sintonía con los criterios de Casa de Gobierno. Nada hace pensar que, en este caso, ocurriría lo contrario.
Con las cartas sobre la mesa, el vernismo no se arriesgará a convocar a una sesión extraordinaria en la cual sufriría un seguro revés. Apenas juntarían 17 voluntades, ya que solo retiene como aliados a los diputados de Pueblo Nuevo, Darío Hernández y Daniel Robledo, y del Pro, Darío Casado.
Así las cosas, el veto quedará firme y el ministro de la Producción, Abelardo Ferrán, que había tenido un agrio cruce con Borthiry durante las reuniones de comisión, mantendrá los fondos asignados a su cartera para la promoción industrial.
Si bien se especuló con que el Frepam podría analizar un cambio de conducta, a partir de considerar que con el veto parcial se abre un nuevo escenario, el flamante presidente de bloque, el radical Carlos Bruno, despejó este miércoles cualquier tipo de duda. “Nosotros rechazamos el presupuesto y nuestra posición va a seguir siendo la misma. Sí iremos al recinto, si convocan a una extraordinaria, a manifestar nuestra posición”, confirmó a "La Pampa, ahora".
Sobre los cambios que se introdujeron, Bruno dijo: “Teníamos entendido, por lo que dijo Borthiry, que habían acordado las cosas con Violo. Pero después nos enteramos por los medios que algunas cosas posteriores, esto del anexo y los 24 millones, no habían sido consensuadas”.
“Estos dimes y diretes son consecuencia de la falta de diálogo. Lo ideal sería que hubiese diálogo y se acordaran políticas de Estado. Acá se hace al revés. El Ejecutivo lo arma en soledad”, completó.
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