Están por debajo de los u$s 28.000 millones, menos de lo que vale la red social Twitter y el 15% del valor bursátil de Facebook. Equivalen al 10% de las de Brasil y a menos del 6% de nuestro PBI.
Las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) están por debajo de los u$s 28.000 millones. Eso es menos que lo que vale la red social Twitter, según su cotización en Bolsa. Y algo así como el 15% del valor bursátil de la más celebre aún, Facebook. Sí, es poco en término del valor de las empresas tecnológicas, pero comparemos peras con peras. Las reservas de la Argentina son menos del 10% de las de su vecino y principal socio comercial, Brasil. Mientras que las del Uruguay rondan los u$s 18.000 millones y así las reservas del socio menor del Mercosur equivalen a más del 65% de lo que tiene en sus arcas el BCRA que conduce Alejandro Vanoli.
¿Pero que pasa si comparamos las reservas con el Producto Bruto Interno? En la actualidad, las reservas de la Argentina representan menos del 6% del PBI. El cálculo nos deja en el ránking de países latinoamericanos como el peor alumno, por debajo de Bolivia, que tiene en sus arcas recursos equivalentes al 43% de su PBI; Perú, que tiene un 31%; Uruguay, que ronda el 28%; Paraguay, que tiene un 18%, y Brasil, cuya relación es del 16 %.
Pero el resultado es también malo en comparación con la propia performance de la Argentina. Ya que las reservas que hoy representan el 5,9% del PBI llegaron en 2009 a representar el 15,6% del Producto.
El economista del Instituto Argentino de la Empresa (IAE), Eduardo Fracchia, remarca en un informe que “en Latinoamérica es importante acumular una cantidad de reservas internacionales para poder absorber los shocks externos que nos suceden con cierta periodicidad. En alguna medida, tener un buen nivel de reservas genera mayor confianza y permite tener un margen mayor para realizar política monetaria. En países desarrollados, la confianza está marcada por la institucionalidad y la historia. En los países en desarrollo se necesita un sustento mayor ante cualquier emergencia financiera”.
Cómo están conformadas
¿Cómo están conformados los u$s 27.000 millones de las reservas en la actualidad? Hoy no hay préstamos de otros bancos centrales en las reservas, porque fueron cancelados, pero sí hay parte de los fondos que corresponden a un porcentaje de los depósitos en dólares de los ahorristas en el sistema financiero, que los bancos dejan como encajes en el BCRA, y dólares excedentes de los bancos que también van a parar al organismo. Como los bancos no tienen dónde llevar esos dólares, porque tienen restricciones de hecho para girarlos al exterior, para la economista Marina Dal Poggetto, del Estudio Bein y Asociados, solo debe descontarse de las reservas el saldo entre los dos tipos de depósitos que tienen las entidades financieras en el Central, y la cuenta ronda los u$s 4.000 millones que ante un aumento de la incertidumbre podrían generar una corrida bancaria. Es decir, el número de reservas bajaría así a 23.000 millones.
Dal Poggetto aclara que si bien es cierto que aumentó extraordinariamente el nivel de préstamos del BCRA al Tesoro nacional, esos papeles representan activos del Banco Central, pero no son contabilizados hoy como reservas. “Si no hubieras cancelado deuda con reservas, hoy habría unos u$s 43.000 millones más y los fondos serían equivalentes o estarían más alineados con el nivel de reservas que tiene el resto de los países de la región”.
“La estrategia fue pagar vencimientos con stocks y eso permitió que baje la deuda del país en el mercado y la economía es más sólida en términos de solvencia, sin embargo, hay un problema de iliquidez porque tiene poco stock de reservas, tiene déficit externo y fiscal, y le falló el retorno al crédito”, remarca la economista.
Martín Redrado, ex presidente del Banco Central, está en desacuerdo con la idea de que las reservas se usaron para desendeudar la economía y mejorar la solvencia. “Sólo cambiamos los acreedores externos por nuevos acreedores internos, como el Banco Central o la Anses. La deuda hoy es igual o mayor. Si considerás el acuerdo de pago con el Club de París, la emisión para la expropiación de YPF, la deuda asciende a u$s 235.000 millones, mientras que en el 2005 era la mitad”.
Pero más allá del problema del stock de las reservas y para qué alcanzan, está el del flujo de esos dólares que deberían servir de protección del valor de la moneda. “El actual nivel de reservas es insuficiente para enfrentar un 2015 en el que hay vencimientos por u$s 12.000 millones -arreglando con los holdouts- y las exportaciones caerán u$s 7.000 millones con respecto a este año por efecto de la caída de los precios de las materias primas. Sin un aporte de dólares financieros, no se podrá sostener el nivel de actividad”, dice Dal Poggetto.
El impacto en la economía real
“Cuando empezó el uso de las reservas para fines distintos de los que tenía originalmente era difícil entender el impacto que tenía en la economía real. Ahora, en cambio, es visualizable. El stock menguado de reservas implica que hay que aplicar restricciones, y una fundamental es el atraso en el pago de importaciones, que restringe la posibilidad de producción como consecuencia de la falta de dólares”, marca Redrado.
El ex ministro de Economía, Miguel Peirano, coincide. “El cepo fue un error de concepción porque se aplicó en condiciones externas y locales que permitían el ingreso de dólares, y al poner una puerta de salida a los dólares, se frenó la entrada. El Gobierno tomó en el 2011 una medida equivocada para evitar asumir el costo de solucionar los problemas que tenía la economía en ese momento, pero el resultado fue una mayor pérdida de reservas, los incentivos mal asignados en actividades como el turismo y la venta de autos de lujo, y la caída de la actividad inmobiliaria y de la construcción, que terminaron pesando sobre el conjunto de la economía”, considera el economista.
La devaluación
La pregunta es si una devaluación le devuelve competitividad a la frenada economía actual y soluciona los problemas, o se vuelve un elemento más del problema. El atraso cambiario es un hecho. Aún bajo la mirada oficial. Cuando se comunicó la devaluación del peso en enero último y se llevó el tipo de cambio a 8 pesos, el Gobierno dijo que ése era un nivel de equilibrio. Pero desde ese entonces, la economía acumuló un 20% de inflación, según el INDEC, por lo cuál el nuevo equilibrio estaría en los 9,6 pesos, un 13% por encima del nivel actual.
“El tipo de cambio se puede mantener planchado aplicando mayores restricciones, pero la consecuencia será que habrá más brecha”, dice Redrado.
La cuenta que muestra la evolución de la base monetaria sobre las reservas es contundente. En el 2009, el cálculo indicaba que por cada dólar en el BCRA había 4 pesos en la calle, y el tipo de cambio era de 3,8 pesos. Desde que se fijó el cepo cambiario, esa relación se mantuvo casi uno a uno con el dólar blue. Hoy el cálculo de reservas sobre base monetaria está en torno a los 14,65. Cualquier parecido con el blue no puede ser sólo coincidencia.
“Ese cálculo sólo funciona para una economía con el tipo de cambio fijo, pero lo cierto es que desde la salida de la convertibilidad, esa cuenta ha coincidido siempre con la realidad. Lo que está claro es que aunque se pagó deuda, hay muchos pesos en la economía y pocos dólares en el Central”, dice Redrado.
“Los dólares se manejan de manera mercantilista y sólo se le dan a los sectores que generan ingresos genuinos, como las alimenticias, pero se le niegan a las que tienen una balanza comercial deficitaria, como las automotrices o las fabricantes de electrónicos en Tierra del Fuego”, dice Marina Dal Poggetto. Y agrega que “el cepo permite definir el precio y las cantidades de dólares pero con el costo de sacrificar actividad”.
Para la economista, es imperioso acceder al crédito externo para solucionar la falta de dólares y limitar el impacto en la economía real que tiene el actual escenario de escasez. “Si no ingresan dólares, las importaciones tendrán que caer entre un 9 y un 10% para que las reservas permitan enfrentar los vencimientos que hay en el 2015″, estima.
El informe mensual elaborado por la consultora de Bein indica que, sin acceso al crédito externo, las importaciones caerían un 9%, las exportaciones retrocederían un 7% y la actividad terminaría el 2015 con una caída del 3%. Al lado de ese escenario, el pronóstico de caída del 1,4% que dio el Fondo Monetario Internacional y enojó al ministro de Economía, Axel Kicillof, era una buena noticia.
“El dilema es que con una devaluación, el sacrificio de actividad sería aún mayor, porque el impacto recaerá sobre el precio de los alimentos y el costo lo pagará toda la sociedad y no sólo algunos sectores”, dice Dal Poggetto.
Un camino posible
A pesar del crítico escenario, los economistas vinculados a la oposición confían en que un cambio de expectativas puede revertir la situación. “Comenzando a encarar el problema inflacionario y generando previsibilidad a los inversores, se puede salir del cepo con políticas adecuadas”, asegura Peirano.
La pregunta del millón es a qué tipo de cambio se puede salir del cepo. Redrado considera que eso dependerá de la brecha que habrá entre el oficial y el blue cuando termine el actual Gobierno. Peirano, alineado también en el Frente Renovador, considera que no necesariamente hay que esperar un gran salto devaluatorio en una salida del cepo. “Sacar la restricción tendrá un impacto potente sobre la economía real, porque favorecería las inversiones y el ingreso de dólares genuinos al país. Cuando el shock de confianza es muy alto, el problema hasta puede ser la apreciación de la moneda. Un caso cercano es el de Lula da Silva en Brasil. Cuando ganó, el real estaba valuado por encima de los 4 por dólar, y todavía hoy sigue en torno a los 2,5 porque tuvo una avalancha de dólares”.
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