sábado, 15 de septiembre de 2012


¿Quién entiende el corazón de las mujeres?


La doctora Florencia Rolandi recorre las cuentas pendientes que tienen la ciencia y la medicina con la salud cardiovascular femenina. Faltan claves para entender el pulso vital que nos mueve.

Es posible que a muchas mujeres nos hayan preguntado quién nos entiende. También es posible que ante esa pregunta hayamos respondido que resultaría fácil comprendernos si nos escucharan.
Pues bien, el corazón de las mujeres históricamente ha sido poco escuchado y aún hoy es insuficiente la información que la ciencia tiene sobre las enfermedades cardiovasculares en las mujeres.
En el año 1768, cuando la medicina se basaba en la experiencia de los grandes maestros, se describió por primera vez el cuadro de dolor de pecho que caracteriza a la enfermedad coronaria. Los hallazgos eran el resultado de lo observado en 100 casos: 96 hombres, un niño y tres mujeres.
Desde entonces, innumerables han sido los avances en la cardiología y en el modo en que se genera la evidencia científica. La medicina en la actualidad se "escribe" fundamentalmente en base a los resultado de grandes estudios de investigación internacionales, en los que participan miles de pacientes.
Los estudios clínicos permiten demostrar, entre otras cosas, qué tratamientos son seguros y efectivos, qué herramientas diagnósticas son las más adecuadas para cada patología y cómo pueden producirse y evitarse muchas enfermedades.
Los ensayos de investigación ayudan a entender y generan las preguntas que impulsan el avance de la ciencia. Pues bien, tras haber trascurrido más de 240 años desde esa primera descripción de los síntomas coronarios, las mujeres siguen estando subrepresentadas en los estudios de investigación.
Si consideramos el caso de los estudios que evalúan drogas para reducir el colesterol, por ejemplo, la proporción de pacientes de sexo femenino es del 28%, mientras que en el mundo real del total de individuos con colesterol alto, la mitad son mujeres. Lo mismo sucede con la enfermedad coronaria y la insuficiencia cardiaca.
Extrapolar datos de los hallazgos encontrados en hombres puede ser erróneo, tanto como pensar que una mujer menopáusica tratada con terapia de reemplazo hormonal podía asemejarse a una mujer en edad fértil. De hecho, si bien durante años muchas mujeres fueron tratadas con hormonas sexuales bajo la creencia de que podría extenderse la protección cardiaca de éstas, solo grandes estudios de investigación con miles de participantes seguidas durante años lograron evidenciar que las hormonas no reducían el riesgo cardiovascular e incluso, en muchos casos, lo incrementaba.
La participación de las mujeres en los estudios de investigación constituye la mejor manera de generar evidencia científica sobre cómo las mujeres nos enfermamos, cómo podemos prevenir la ocurrencia de enfermedades cardiovasculares y cuáles son las estrategias de diagnóstico y los tratamientos que nos benefician.
Los médicos debemos trabajar en ello, generando y difundiendo información específica por género.
Escuchar científicamente al corazón de las mujeres es la clave para comenzar a entendernos.

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