¿Cuál será el futuro de la industria local del biodiesel a partir de las nuevas regulaciones del Gobierno sobre el sector era la incógnita que conmocionaba a los fabricantes del biocombustible tras los anuncios oficiales? A partir de este sábado (11/08) entraron en vigencia 2 medidas que afectan tanto a los grandes exportadores del [...]
¿Cuál será el futuro de la industria local del biodiesel a partir de las nuevas regulaciones del Gobierno sobre el sector era la incógnita que conmocionaba a los fabricantes del biocombustible tras los anuncios oficiales?
A partir de este sábado (11/08) entraron en vigencia 2 medidas que afectan tanto a los grandes exportadores del combustible vegetal como a las pymes que abastecen al mercado interno: el aumento de la alícuota que grava los derechos de exportación del 14,2% al 24,2%; y la reducción del precio interno del producto de los $5.195 por tonelada, establecidos en julio (el valor de referencia debía fijarse todos los meses) a $4.405,3.
La medida fue presentada por una selección de funcionarios: el ministro de Economía, Hernán Lorenzino; su vice formal y jefe real, Axel Kicillof; la ministra de Industria, Débora Giorgi; el secretario de Comercio Interior,Guillermo Moreno; y el subsecretario de Coordinación del ministerio de Planificación, Roberto Baratta, acompañado del secretario de Energía, Daniel Cameron, quienes permanecieron sin hablar.
Más que llamativa fue la ausencia del titular de Planificación, Julio De Vido, uno de los impulsores de la política oficial de promoción de biocombustibles. Probablemente una consecuencia de que el arquitecto no tendría cara para el evento porque lo presentado apunta contra las medidas de promoción impulsadas por el ministro. Pero todavía se espera qué dice Eduardo Eurnekian, de Corporación América, un empresario con acceso al poder, que apostó muy fuerte al biocombustible: ahí se sabrá si solo se trata de concertar la industria o de volcarla toda hacia el Estado.
En la industria, las novedades causaron un profundo malestar por el presunto impacto negativo de las mismas. Si bien tanto desde la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) así como desde la Asociación Argentina de Biocobustibles e Hidrógeno evitaron pronunciarse de manera oficial cuando Urgente24 las consultó. Este medio publicó en su edición del viernes 10/08 los comentarios cuasi-apocalípticos que algunos hombres (y mujeres) del sector hicieron de forma privada.
Hasta el momento sólo desde la Cámara de Empresas Pyme de Energía y Biocombustibles (CEPEB) se manifestó, al señalar que los “nuevos precios” dejarán a las pequeñas y medianas empresas “fuera del negocio”.Es que este segmento se encuentra más abocado a abastecer el mercado interno -proveedores del porcentaje que debe llevar el gasoil, un corte obligatorio para importar menos-, que a exportar.
“A quienes no pueden hacer el crushing y tienen que comprar el aceite, el número no les va a cerrar para ser proveedores del corte”, dijo José Luis Martínez Justo, titular de la Cepeb, quien anticipó al sitio Infocampo.com.ar que buscarán reunirse con autoridades el lunes (13/8) para encontrar una la salida para lo que consideran es una crisis del sector.
El aumento de las retenciones era un rumor que ya se había echado a andar hace tiempo, según aseguran fuentes de la industria.
Pero hay otro aspecto que también se rumorea pero que no fue confirmado en la conferencia de Lorenzino, Kicillof y compañía, y que también genera nerviosismo entre los productores. No faltó quien señalara con que, con la baja del precio interno, la principal beneficiada es la expropiada YPF, que sería el mayor comprador de biodiesel para el corte de su gasoil. La novedad que preocupa, principalmente a los exportadores, es que el Gobierno pretendería que la petrolera se convierta en el único demandante de todo el biocombustible que se fabrica en el país.
La versión circuló muy fuerte durante el congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), celebrado en Rosario, Santa Fe, y fue reflejada por la revista Punto Biz. De esa forma, YPF concentraría toda la oferta del biodiesel para inyectarla al mercado local mezclada con gasoil. Asíl el Gobierno reduciría buena parte de las importaciones del combustible y ahorraría varios millones de dólares.
La crisis energética, profundizada en los últimos años, generó en 2011 la fuga de más de US$9.000 millones en concepto de importaciones de gasoil, fuel oil y gas natural. La balanza comercial del rubro cerró con un déficit de US$3.000 millones. El rojo no se veía en algo más de 2 décadas.
La suba de las retenciones intentaría desalentar las ventas externas del producto para que todo ese volumen se vuelque al mercado interno, sobre todo desde que España (50% del mercado en 2011) le cerró las puertas de ingreso (amén de las expropiación de YPF) por lo que no sería importante la eventual pérdida de divisas ante el cierre de esa ventanilla.
Actualmente, la Unión Europea es el principal destino del biodiesel argentino. De acuerdo a estimaciones de la consultora Oil World citadas por la agencia Reuters, en el primer semestre del año las ventas al bloque crecieron un 32% de forma interanual, alcanzando las 840.000 toneladas. Habrá que restarle ahora el mercado español, al que se estuvo enviando 0 tonelada en el inicio del 2do semestre del año.
Según cifras del sector citadas por la agencia de noticias, dichas exportaciones significaron US$1.026 millones, y el 20% se colocó en Alemania, que tras el cierre del mercado en Madrid, es el principal receptor del biodiesel argentino.
En su más reciente aparición, el presidente de YPF, Miguel Galuccio, anunció que se aumentó la utilización de la capacidad instalada de las refinerías para aumentar la oferta de combustibles y prometió inyectar más litros de gasoil a partir de la ampliación de una de las plantas. Él no mencionó nada sobre biocombustibles. ¿Estará al tanto Galuccio de las versiones o será el último en enterarse, tal como suele suceder?
Otras de las novedades presentadas por el Gobierno fue la apertura “temporaria” de importaciones de porotos de soja de países vecinos para ocupar la “capacidad ociosa del sector”. En la industria estiman que, con la nuevas regulaciones, cerrarán 25 de las 33 refinadoras existentes. En síntesis, la capacidad ociosa del sector sería casi todo el sector.
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