domingo, 26 de agosto de 2012


Tras tomar un descanso, el blue se despertó: ¿un simple “amague” o una tendencia alcista que se profundizará?

El precio de la divisa cayó de manera abrupta cuando se concretó el pago del Boden 2012 para mostrar posteriormente una recuperación. Luego, entró en una especie de meseta. Pero en los últimos días volvió a cobrar impulso y ya está en los mismos niveles de fines de julio. Pronóstico de analistas
El día en el que se pagó el último cupón del Boden 2012 fue interpretado por muchos analistas como una“fecha bisagra”, a partir de la cual se abriría un nuevo panorama.
Algunos hasta avizoraban una distensión en los férreos controles cambiariosSin embargo, los días pasan y, lejos de que esto suceda, el cerrojo se profundiza.
A punto tal que la prohibición para adquirir dólares para atesoramiento ya es total y las limitaciones que encuentran los viajeros para hacerse de divisas se acentúa.
La propia página de la AFIP es una muestra más que elocuente de esto. Y se llegó a tal extremo que ahora, para poder hacerse de unos pocos billetes, se debe “rendir” una serie de cuentas impensadas tiempo atrás.
Ahora se debe detallar si el viaje se paga en efectivo o tarjeta, de crédito o de débito, si es con cheque propio o de terceros, giro o transferencia bancaria, cantidad de cuotas y hasta la fecha de vencimiento de la última de ellas.
De modo tal que el pago del Boden 2012, no ayudó mucho a destrabar el cepo.
Haciendo memoria, fue precisamente ese “día de fiesta para el desendeudamiento nacional” cuando el blue tocó los $6,20, un nivel muy bajo si se considera que días antes había cerrado a $6,74 (18 de julio).
Esa caída, de casi el 8%, se debió a que muchos operadores consideraron que con la acreditación de los dólares recibidos del vencimiento de dicho bono, se iba a dar una venta masiva de billetes para aprovechar la brecha con el tipo de cambio oficial que, en ese entonces, rondaba el 35 por ciento.
Pero una vez que el mercado comenzó a depurarse, la demanda volvió a aflorar y, en simultaneo, a contraerse la oferta.
Esa combinación hizo que el precio comenzara a moverse nuevamente al alza. Al principio, lentamente, y la cotización se amesetó en torno de los $6,26. Sin embargo, desde fines de la semana pasada el blue dejó su descansito de lado, comenzó a apurar el tranco y cerró en $6,32 este miércoles.
Es decir, en apenas tres ruedas aumentó 6 centavos y todo indica que se está gestando una nueva tendencia alcista. En el siguiente cuadro puede observarse la evolución.
“El precio volvió a subir porque las condiciones generales no han cambiado y el tema de fondo tampoco”, destaca un operador cambiario.
“En la medida en que existan restricciones para la compra y la cotización del oficial siga subiendo muy por debajo de la inflación, agudizando el atraso cambiario, la demanda de ahorristas seguirá firme”, agrega.
En general, las fuentes consultadas coinciden en señalar que, de no mediar cambios en la política oficial, el piso del dólar paralelo seguirá ajustándose al alza.
¿Caro o barato?
“El dólar en la Argentina es el único bien donde no se aplica la ley de oferta y demanda: cuando sube el precio la gente pide más”, señala Fernando Marengo, economista del Estudio Arriazu.
Sus dichos pueden ser aplicables tanto a lo que sucede en el circuito oficial (aunque ahora no se pueda comprar) como en el paralelo.
Varios operadores de la city dan cuenta de este comportamiento “extraño”, asociado a costumbres bien argentinas.
“Cuando se estabiliza la cotización, se tiende a suponer que es una buena oportunidad para comprar y,cuando subecrece el interés por adquirirlos porque se tiende a pensar que lo seguirá haciendo”, señala el directivo de una entidad de la calle San Martín.
Quizá sean estas cuestiones culturales las que hacen que la demanda no ceda, salvo en días puntuales que no marcan tendencia a largo plazo.
Además, debe tenerse presente un aspecto “psicológico” que se da en buena parte de los ahorristas: cuando su valor se dispara el nivel alcanzado parece, en primera instancia, exagerado. Pero luego se da un efecto acostumbramiento y esa cifra, que antes se veía como muy elevada, pasa a convertirse en “normal”.
De hecho, meses atrás, en el arranque del cepo, el blue se había despegado a casi $5 y proliferaban las voces que señalaban que había que esperar a que baje la fiebre porque esa cifra resultaba excesiva.
¿Por qué sucede? Las respuestas a este fenómeno son muchas pero quizás la más sencilla y convincente es queno existen parámetros para hacer una medición relativamente afinada.
Ante ello, algunos operadores apelan a comparar las reservas del Banco Central con la base monetaria (es decir, todo el dinero circulante más los depósitos a la vista en los bancos).
Según las cifras oficiales, las primeras rondan los u$s45.000 millones; la segunda, los $258.000 millones. De tal comparación surge un tipo de cambio levemente superior a los $5,70.
Si se toma en cuenta este valor y se lo mide con el precio de la divisa en el mercado oficial, queda claro que esta última está atrasada. Pero también se hace evidente que se ubica varios escalones por debajo del paralelo.
¿Qué es lo que marca la diferencia? Según señalan analistas, buena parte de la diferencia entre los $6,32 y las $5,70 se explica por la “falta de confianza” y de un rumbo claro en cuanto a política cambiaria.
Para Fausto Spotorno, de la consultora de Orlando Ferreres, el alza del dólar “blue” se debe a que los inversores perciben que la cuestión de fondo no se ha resuelto y que “persiste el atraso cambiario”.
En igual sentido, Gustavo Quintana, de PR Corredores de Cambio, expresa que “el dólar es el efecto visible de una serie de factores que preocupan: alta inflación, elevada emisión monetaria y continuo aumento del gasto público”.
¿Cuánto puede valer a fin de año?
Los analistas de bancos y consultoras van estableciendo y monitoreando los principales “drivers” que impulsan la cotización en el mercado marginal. Y, en base a ello, tratan de establecer los niveles que podría alcanzar a lo largo del tiempo.
En tal sentido, existe consenso en que la “maquinita de emitir”, que sigue “a full”, resulta un buen indicador para trazar pronósticos.
¿Qué ocurrió en estos últimos doce meses? “La emisión de pesos fue de $70.000 millones, con un aumento del 34% anual”, señalan desde el Banco Ciudad.
La mitad de ese dinero se usó para “tapar el agujero fiscal” y buena parte del resto para la compra de dólares necesarios para cancelar vencimientos de deuda pública en esa moneda.
Las previsiones indican que el Banco Central deberá volcar al menos $30.000 millones adicionales en la economía si pretende contener la suba de las tasas de interés y evitar una contracción del crédito.
Es por ello que advierten que en el corto plazo, esta masa de dinero tendrá efectos sobre la economía y, consecuentemente, podría impulsar al dólar paralelo a un nivel cercano a los 7 pesos.
¿Por qué? El motivo es muy sencillo: gran parte de esa liquidez que inyecta el Banco Central se transforma en circulante en poder del público que no va al sistema financiero (las tasas que se ofrecen por los plazos fijos no son atractivas) sino que termina alimentando el circuito informal.
En línea con la estimación de los analistas bancarios, Leonardo Chialva, analista Delphos Investment, remarca uno de los factores que deben ser monitoreados en el futuro inmediato.
“Para poder orientarse, los inversores están mirando muy de cerca el comportamiento del Banco Central, en lo que se refiere al financiamiento vía Tesoro nacional”, sostiene.
“Si se mantiene la tendencia actual, lo más probable es que el dólar paralelo llegue a los $7 en los próximos meses”.
“Es sabido que seguimos en una situación de volatilidad cambiaria y que no se avizora una abrupta baja en la brecha como para que ésta se reduzca a los niveles de principio de año, cuando se ubicaba en el 9%”, señalan desde Delphos Investment.
El “conta con liqui” y su propia dinámica
A lo largo de este último tiempo, la evolución del dólar blue ha mostrado cierta relación con el “dólar fuga”, también llamado de “contado con liquidación”.
Cabe recordar que éste surge de una operación en la que se adquiere una acción de una empresa o un bonoque cotiza en Argentina y en el exterior. Se compra en pesos en el mercado local y se vende en dólaresfronteras afuera.
En promedio, la brecha entre ambos ha oscilado en un 10% si bien, desde un tiempo a esta parte, se redujo a menos de la mitad, llegando incluso, en algunos días, a ser negativa.
Hernán Lacunza, ex gerente general del Banco Central, asocia al dólar de “conta con liqui” con la fuga realizada por inversores mayoristas. Y al blue, con la efectuada por minoristas.
En su visión, que es compartida por otros analistas del sector, el achique de la brecha se debe a que “los primeros ya retiraron gran parte de sus divisas del sistema. En cambio, los segundos están en ese proceso”.
También en la cotización del conta con liqui influyó la reciente resolución de la Comisión Nacional de Valores que obliga a los fondos comunes de inversión valuar sus activos al tipo de cambio oficial, en vez de hacerlo al valor que surge de este tipo de este tipo de operaciones tal cual venía ocurriendo hasta el presente.
El efecto de la norma fue tal que los volúmenes negociados se derrumbaron a cifras que no se registraban desde hacía mucho tiempo.
Así por ejemplo, la correspondiente a Tenaris, que es uno de los papeles más demandados por los inversores -pues cotiza tanto a nivel local como en el exterior- pasó de unos u$s1,5 millones diarios, con máximos de u$s3 millones, a sólo u$s500.000.
Esto afectó la cotización de la divisa, que cayó a $6,19 luego de alcanzar los $6,73. Cabe apuntar que las últimas referencias la ubicaban en $6,55, lo cual indicaría que este mercado también estaría en vías de recomposición.
Ante la consulta, un operador de la city porteña expresa: “Creemos que el blue se va a ir moviendo en función de lo que haga el Banco Central y pensamos que el spread con el dólar oficial no va a bajar del 35% mientras no haya cambios en la política monetaria”.

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