Un alumno argentino en Harvard cuenta como vivió la visita de Cristina
Detalles del clima que se respiró durante las preguntas que respondió la Presidenta. Maltratos, silbidos y abucheos.
En la entrada había mucha expectativa y ansiedad. Cuando comenzó la disertación me llamó la atención que el Decano Ellwood haya cometido errores en la introducción, pero lo que más me sorprendió fue que deslizó críticas a políticas del Gobierno argentino. No vi eso con Rouseff, ni con Piñera.
La presentación tuvo opiniones diversas. A algunos les gustó y a otros les pareció demasiado desconectada de la realidad argentina, porque hablo mucho más del mundo que del país. Pero la verdad es que en general ninguna de las presentaciones que dan los Presidentes sobresale demasiado. Tienden a venir a mostrar sus logros y hablar muy poco de cómo van a enfrentar los desafíos que vienen.
El momento en que noté un punto de inflexión muy fuerte fue cuando Cristina respondió la pregunta que le hicieron sobre las restricciones para la compra de dólares. “Vos estudiás en Harvard, no podés venir a preguntarme por el cepo cambiario”, le contestó al estudiante. Ahí empezó el clima feo. Escuche los primeros silbidos y abucheos. Es posible que no se hayan escuchado bien en la transmisión televisiva, porque la tribuna principal estaba arriba y detrás de las cámaras.
Cuando el venezolano preguntó sobre “libertad de expresión” y la “pluralidad de ideas” la mayoría del auditorio aplaudió.
Más adelante, cuando le respondió a un estudiante de San Juan, quien le había pedido una autocrítica y ella comenzó a hablar sobre la Ley de Medios y Clarín, la gente se sintió bastante incómoda con la situación y se empezó a ver un clima hostil. Mientras tanto, en las filas de adelante, donde estaba la delegación argentina, se oían aplausos. La mayoría detrás seguía silbando y abucheando sus comentarios agresivos a la vez que se escuchaban murmullos por la situación incómoda. El clima se mantuvo hasta el final.
Los estudiantes argentinos estábamos bastante shockeados con lo sucedido. El resto del público tenía una sensación parecida porque en eventos similares con otros líderes esto no había ocurrido. Otros mandatarios enfrentaron preguntas igualmente incómodas, pero las respuestas nunca llegaron a la agresión o el “bardeo”.
La universidad había organizado para el final una recepción en honor a la Presidenta. El grupo de argentinos que estudiamos en Harvard asistimos, pero Cristina no. La explicación fue que se tenía que ir rápido porque el vuelo de regreso la estaba esperando.
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