miércoles, 6 de febrero de 2013

Pueblos de La Pampa: Naicó


Naicó ubicado a 45 kms al sudoeste de Santa Rosa, es un caso testigo de los diferentes pueblos pampeanos que surgieron y crecieron a la vera de las vías del ferrocarril. El hecho de haber sustentado su crecimiento en una actividad central, como lo fue la explotación del caldenal, promovió en su momento un interesante desarrollo, pero también marcó su ocaso cuando la hachada perdió importancia y el tren dejó de correr.


Ubicado en un valle orientado de NE a SO, socavado en la antigua planicie de tosca, que todavía tiene sus laderas cubiertas por un bosque de caldén que a pesar de la intensa explotación sufrida, aún mantiene una notable presencia.

El fondo del valle presenta zonas con cubierta arenosa y limos de origen volcánico y cordillerano y en algunos sectores lagunas y extensas zonas salitrosas con vegetación propia de las mismas. El punto acotado más alto, 238,1 mts. snm, se sitúa en una elevación ubicada al NW del poblado. conocido tiempo atrás como el "cerro de los Martínez' por el nombre de los propietarios del campo. El nivel de base de los cursos que descienden es de 122,8 mts. snm y se lo ubica en un salitral existente entre el núcleo urbano próximo a la estación y el otro, Ministro Lobos, que está a unos 500 mts. al SE. del primero.- Un detalle interesante lo marca la existencia de manantiales que drenan en dirección a las lagunas de San Marcos, Naicó y otros bajos salitrosos, aunque en épocas de sequía dejaron de hacerlo.

Si aceptamos que Naicó en lengua aborigen significa 'aguas que bajan" es evidente que la precisión de los nativos en designar lugares tiene aquí una clara demostración.

Con lluvias que oscilan alrededor de los 450 mm. anuales y una acentuación del clima continental, se presenta como una zona propicia para la ganadería de cija, actividad que fue tomando importancia en forma simultánea con las hachadas. Con respecto a la agricultura, cabe consignar que está muy acotada en función de la calidad de los suelos y los factores climáticos. 


Prof. Raúl O. Hernández Fac. Cs. Humanas UNLParn - Diario "La Arena" - Sup "Caldenia" - 16 Diciembre 2001-
 


Su Historia:


  Yendo a una breve historia de la zona, en las batidas preliminares que se desarrollaron antes de la "conquista del Desierto" ya era conocido el paraje por la instalación de varias tolderías que usufructuaban el monte con sus pastos de invierno y las buenas aguadas para mantener sus animales. Las operaciones propias de la conquista le asignaron cierta importancia al sitio, toda vez que destacaron una columna que, especialmente debía dirigirse a "los montes de Naicó". La misma, que partió de Guaminí a las ordenes del comandante Godoy, fue la encargada de batir, capturar y eliminar a los indios que no se rindiesen a las tropas nacionales. Tales tareas fueron cumplidas y para 1880 era territorio conquistado.

En 1882. se efectiviza la mensura de la Sección II, en la que está incluida la zona como propiedad de Ataliva Roca e Ignacio Sánchez, quien en 1883 transfiere su parte a Roca dándole así la propiedad de 100.000 hectáreas. Posteriormente, en 1909, Ataliva Roca y su esposa subdividen y transfieren la propiedad a sus hijas e hijo, correspondiéndole a Celina Roca de Raybaud las 16.000 hectáreas dentro de las cuales se localizaba la estación Naicó. Otros propietarios menores fueron Sturiza, Earros y algunos apellidos ilustres de Buenos Aires. De esta época son las primeras solicitudes de permisos de alambrados de campos lo que muestra el interés en el cuidado del peculio de los propietarios. 
  
Prof. Raúl O. Hernández Fac. Cs. Humanas UNLParn - Diario "La Arena" - Sup "Caldenia" - 16 Diciembre 2001-

Plano de Naicó
REFERENCIAS1 - Aserradero
2 - Municipalidad
3 - Comisaría actual
4 - Viviendas
5 - Conventillo
6 - Capilla
7 - Carnicería
8 - Comisaría vieja
9 - Escuela Nº80
10 - Boliche de Francia
11 - Panadería
12 - Almacén de ramos generales
13 - Casa Dr. Graña
14 - Estación
15 - Juzgado de Paz
16 - Salón de Montoya
17 - Cancha de Fútbol




NAICÓEntrevista a Lindor Juárez




Naicó es un estanque de aguas mansas donde se diluyen las imágenes de los años fecundos y el reflejo mudo del presente mella el alma de quien transite por sus calles de fábula. Amplísimas fachadas y galpones herrumbrosos definen la fisonomía de este lugar que alguna vez fue un pueblo activo, rebosante de esperanzas y porvenir, y que hoy es tan solo un espacio físico donde el tiempo ya no existe.


Treinta kilómetros al sur de nuestro pue-blo por ruta 9, nos encontramos con un pueblito cuyo surgimiento y desarrollo en mucho se asemejan a los de Toay. El hecho de que manantiales de agua se hallaran en la zona hasta 1925, bien podría ser un trozo de la historia toayense, cuyo tan popular manantial pudo ser contemplado hasta muy avanzado el siglo pasado. Los topónimos "Nainco" (manantial que baja) y "Tuay" (vuelta, giro, viraje) subsisten, como tantos otros en La Pampa, desde tiempos remotos…; inverosímiles, según el diccionario. En efecto, estas dos regiones de nuestro suelo fueron puntos neurálgicos para la vida del indígena, del indio, del nativo, del aborigen…
Mucho más aquí en el tiempo, en el siglo XIX, bien podremos encontrarnos con expediciones, coroneles, batallas, campamentos y malones…, con avanzadas y fortines; en definitiva, la epopeya criolla de la conquista del desierto definió buena parte de la historia de los dos pueblos.
Parece ser que Naicó fue una zona de muy buen agua, no así el preciso punto donde Fortunato Anzotegui fundara el pueblo de Ministro Lobos el 28 de Mayo de 1911. Aquí, el salitre todo lo consume y las fachadas corroídas apenas sopor-tan la fuerza de gravedad, generando esa sensación que nos hace aguardar el desplomo inminente.
La historia toayense en cambio, se jacta permanentemente (con motivos) de las muy buenas condiciones de que supo tener su agua…: rica y abundante.
Al cruzar el umbral de la historia con-temporánea, podría decirse que Naicó es consecuencia directa del ferrocarril; a diferencia de Toay, que oyó el chirrido del acero por primera vez en 1897, contando ya con tres años de vida institucional.
Los relatos de Lindor Juárez nos regalan el pasaje al pasado, y nos permiten vivir el presente inexistente de Naicó en sus más íntimas fibras:
…estaba el almacén de ramos generales de Fernández, un negocio clásico de la época donde uno encontraba de todo, desde ropa hasta tornillos; y siempre se daba "la yapa". A unos 800 metros de ahí estaba el boliche de Francia, en frente de la comisaría; trabajaba muy bien… Había también una carnicería, de Enrique y Francisco Urtiaga. Enrique era el que atendía la estafeta, en ese tiempo todo se compraba por contra-reembolso, por ejemplo, venía la revista de la "Casa Tonsa". También estaba el aserradero del búlgaro Checovic. En la comisaría se desempeñaba el oficial Grego; y más allá estaba la escuela 80. Llorens era el Juez de Paz. Era un hom-bre muy pulcro, muy coqueto; tenía sus añitos y usaba perfume de primera, así que nosotros cruzábamos la calle de la estación y aprovechábamos para juntar los frascos que tiraba, para usar el poquito perfume que les quedaba.
Ahí nomás, el salón de Montoya se utilizaba para fiestas patrias y bailes populares, y un poquito más al norte estaba la cancha de fútbol. Naicó tenía un muy buen equipo, de los que recuerdo jugaban Biasotti, Primuchi, Vendramini, Fiorucci…, el rival a vencer era Quehué, ¡así que fiesta que había terminaba con un partido de fútbol! La estrella de Quehué era el "gordo" Savisa.-

La naturaleza supo compensar la escasez y mala calidad del agua con la abundancia de otro recurso de excelencia allá por aquellos tiempos de esplendor civilizante: el bosque de caldén. Ciertamente, el mundo consumía mucha madera por aquellos tiempos y la codicia capitalista de la época vio en esa ancestral región del "Naincó" una gran extensión de bosque virgen listo para ser talado:
Era una comunidad muy activa que nació con el tren. La actividad funda-mental era "el monte", de punta a punta la cuadra de la estación estaba repleta de troncos y había un desvío que iba al Parque Luro a buscar la leña. Cuando mi papá se fue al monte, al campo de los Spanto, instaló un obraje; eran campos en los que no había entrado nadie, había que hacer picadas y contrafuegos. A la escuela llegábamos en carro. Íbamos por las picadas..., había muchos hacheros.
Sin embargo a mediados del siglo XX, guerra mediante, el mundo reemplaza ciertos hábitos y la madera de caldén ya no es tan apetecible. Podemos decir que la llegada del "diesel" y el cese de la explotación forestal definen el destino final de Naicó; y al respecto, nuestro entrevistado es contundente:
El ferrocarril era lo que le daba vida al pueblo, pero cuando vino "el diesel" en el 48, se murió todo.
Avanzando en el tiempo hasta el límite del presente, el Naicó de nuestros días es tan solo un conjunto de calles arenosas trazadas por unas cuantas casonas centenarias, pero tras esa escenografía del pasado se ocultan las imágenes de un futuro latente.
Cual si el tiempo fuere finito como un libro, Naicó nos dice…, Naicó se ex-presa y nos cuenta lo que ya fue escrito. Solo resta que alguien vuelva a leer la historia.-


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