El año pasado, los países de Sudamérica le plantearon a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) que reconociera en su código sanitario los casos “atípicos” de encefalopatía, espongiforme bovina o enfermedad de la “vaca loca”.
Es que precisamente es ese código el que rige en el mundo la comercialización de animales vivos y productos de ese origen.
El nuevo caso “atípico” de la enfermedad surgido en Brasil y confirmado por el laboratorio de referencia de la OIE, en Weybridge (Reino Unido), reaviva esa postura y seguramente se plasme este año en el marco de la Asamblea Anual de delegados del organismo, a celebrarse este mes en París.
El animal involucrado en el nuevo caso de Brasil fue detectado en Mato Grosso. Era una vaca de 13 años que no mostraba ninguno de los síntomas clásicos de la enfermedad y fue detectado en un control rutinario en frigorífico, cuando el animal llegó para ser faenado.
La aparición de este caso “atípico” vuelve a mostrar la falta de conocimiento científico sobre las causas que los provocan, deconstruyendo la imagen de que la aparición de “vaca loca” sólo era posible en animales que habían consumido raciones contaminadas.
Las proteínas anómalas, conocidas como priones, se alojan en el cerebro y degeneran el sistema nervioso del animal, que comienza a mostrar síntomas como problemas al caminar y un excesivo nerviosismo.
La enfermedad de la “vaca loca”, surgió en la década del `80, en el Reino Unido, como consecuencia de haber alimentado a los bovinos con raciones contaminadas. Desde ahí se expandió a varios países de Europa, desvelando al mundo.
Pero, aquel paradigma de que sólo afectaba al ganado alimentado a ración comenzó a desmoronarse y abre nuevos signos de interrogación. Incluso hay expertos que ya están hablando de posibles mutaciones de proteínas.
Uruguay acompañaría la postura de incluir los casos atípicos dentro del código de la OIE, pues se considera sería un gran avance.
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