sábado, 4 de agosto de 2012

Cómo envejecer sin ser viejo


En virtud del aumento de la longevidad, las nuevas tendencias en gerontología permiten plantear una mejor calidad de vida.








¿Es posible envejecer sin llegar a convertirse en un viejo? ¿Tener 87 años y jugar tenis es una curiosidad digna de ser destacada en el libro de los récords?

Resulta habitual asociar la última etapa de la vida con la declinación física y la aparición de enfermedades capaces de conducir a una progresiva discapacidad. Sin embargo, los avances científicos y las nuevas tendencias en gerontología (especialidad que estudia el envejecimiento) permiten modificar antiguos esquemas y plantear una calidad de vida diferente en virtud del aumento de la longevidad.

La expectativa de vida al nacer viene mostrando en todo el mundo un aumento explosivo al punto que en los últimos 40 años la posibilidad de muerte se ha alejado más de 20 años, una medida que rompe cualquier registro en milenios. Pero, ¿más años por vivir implican mejor calidad de vida? El especialista en psicobiología del estrés y envejecimiento Juan Hitzig pregona una diferencia sustancial. Médico dedicado a la gerontología, distingue entre el proceso de envejecimiento y la vejez: "Hay que acorralar a la vejez. Nunca hubo en la historia de la humanidad tanta gente en vías de envejecer como ahora", por lo que advierte que si los gobiernos no preparan una política de Estado capaz de contener una gran cantidad de ancianos, "la realidad será catastrófica".

No obstante, no todo es tan desalentador. En rigor, Hitzig propone un modo de vida que tiene por centro el proceso de envejecimiento ("que comienza el día que nacemos") y no la vejez, como "estado ligado a la discapacidad". Es decir, es posible envejecer sin ser viejo. El especialista diferencia tres aspectos: la biología, los efectos y las enfermedades del envejecimiento. En el primer caso, se trata de un proceso que acompaña toda la vida y que guarda relación con el envejecimiento de las células. En cuanto a los efectos, entra en juego las prácticas poco saludables que una persona pudo haber tenido durante su vida y que se acentúan con los años (alguien que siempre exigió de manera incorrecta su peso sobre la cadera es probable que desarrolle una artrosis de cadera). Y, por último, las enfermedades. Según Hitzig, no existen prácticamente enfermedades propias de la tercera edad sino más bien consecuencias de falta de ejercicio físico. Pese a todo, reconoce dos patologías: el parkinson y las demencias. "Por tanto, deberíamos hablar de envejecimiento neuronal y dejar de lado los prejuicios acerca de que los viejos están llenos de enfermedades. Las enfermedades se van acumulando a lo largo de la vida", explica.

Llevar una vida saludable


Tener hábitos sanos más allá de los 70 años no parece ser una expresión de deseo. "Tendríamos que lograr que cada vez más gente muera lo más tarde posible y de la mejor manera posible", sostiene Hitzig.

En la Argentina la expectativa de vida al nacer es de 74 años mientras que en Japón -el primero en el mundo- asciende a 76. Sin embargo, la diferencia aparece cuando se mide sobre lo saludable. Japón, entonces, tiene una expectativa de vida saludable de 74 años mientras que la Argentina exhibe apenas 68. "Si no revertimos esto, en los próximos años tendremos cuatro geriátricos por manzana", advierte el especialista.

La agenda genética, más alimento y sentimiento

La diferencia entre el proceso de envejecimiento y el estado de la vejez está dada por la combinación de dos edades: la cronológica y la biológica. La primera está regida por una agenda genética mientras que en la segunda entran a jugar cinco variables: la biología y su mantenimiento (la medicina), el alimento, el movimiento, el pensamiento y el sentimiento. Alejarse de la invalidez y mantener la autonomía a los 80 o incluso los 90 años dependerá de la aceleración o no de la edad biológica. "La misión es retardarla", apunta Hitzig, al tiempo que manifiesta que lo principal para cada ser humano será manejar de la mejor manera posible las emociones negativas. "El estrés es la principal causa de aceleración de la edad biológica".

Por tanto, según el especialista, "uno puede hacer mucho más por su envejecimiento que lo que el envejecimiento puede hacer de uno mismo".

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